No son muchos los casos de maltrato animal que llegan a juicio. Mucha repercusión tuvo el de un cacereño que en octubre del 2002 fue juzgado por unos hechos que conmocionaron a la opinión pública, y que incluso traspasaron nuestras fronteras. En marzo había sido detenido por intentar matar a una yegua de su propiedad, primero golpeándola repetidamente en la cabeza y posteriormente ahorcándola. El Juzgado número 3 de Cáceres le declaró culpable del cruel maltrato a su animal y le condenó al pago de una multa de 360 euros (60.000 pesetas).

Apenas unos meses después, a principios de enero del 2003, se producía otra condena en un caso de maltrato animal. El Juzgado 2 de Plasencia condenó, con una multa de 120 euros, al dueño de un perro por su abandono. Le había dejado atado en el polígono industrial, en pleno mes de agosto, y tuvo que ser sacrificado por las malas condiciones en que fue encontrado.