Si una de las razones por las que han proliferado los comedores escolares es ayudar a los padres de los alumnos a conciliar su vida laborar y familiar, entonces ¿qué sentido tiene que no haya este servicio durante dos meses del calendario lectivo? Esta es la pregunta que se hacen muchos de los padres de los aproximadamente 10.000 alumnos que cada día, después de clase, almuerzan con sus compañeros en el comedor escolar. Sobre todo, aquellos que tienen que desplazarse para ir a clases, ya que si regresaran a su casa, después les sería muy complicado poder acudir a las actividades extraescolares.

Las asociaciones de padres y madres de los alumnos de ocho colegios de Mérida han decidido unir sus voces para hacer llegar hasta la Consejería de Educación esta situación, que para muchos de ellos supone un grave problema porque cuando llegue junio, no tendrán quien pueda ir a recoger a sus hijos a la puerta del colegio, acompañarle a casa y prepararle la comida. Esto es lo que ocurre en aquellas familias donde los dos padres --o el padre o la madre en caso de una familia monoparental-- trabajan y tienen un horario laboral incompatible con el de su hijo o hijos.

Esta situación no es nueva, sino que se ha venido produciendo en los últimos años. De hecho, una de las explicaciones que los padres afectados encuentran es que este calendario de comedor escolar tiene su origen en el antiguo formato de clases de mañana y tarde, destinado a los alumnos que han de desplazarse cada día de localidad para acudir a su centro formativo.

Y en esta línea se mantiene el argumento de la Consejería de Educación para explicar que no haya comedores ni el mes de septiembre ni el de junio, durante los cuáles no hay actividades extraescolares en horario de tarde, por lo que considera que no es necesario prestar este servicio. Sin embargo, los cambios producidos en los modelos de vida provocan que esta ya no sea la principal razón por la que los padres deciden que sus hijos coman cada día junto a sus compañeros en el colegio.

Hay muchas familias en las que todos sus miembros trabajan y tienen horarios incompatibles con los de sus hijos. Tanto, que muchos incluso llevan a sus pequeños antes de que comiencen las clases, a las aulas matinales, donde lo niños son recibidos con un desayuno.

La iniciativa, aunque ha surgido de los padres de Mérida, afecta por igual a miles de familias de toda Extremadura. La Federación Regional de Asociaciones de Padres y Madres de Centros Públicos (Freapa-CP), ya ha reclamado que los comedores se abran tantos días como fechas tiene el calendario escolar. Su presidenta, Joaquina López, apoya la iniciativa emprendida por unos padres como los de Mérida, que ya han advertido que si no se llega a una rápida solución se pondrán en contacto con todas las ampas de los colegios de Extremadura con el fin de movilizar a los padres, aunque por el momento no se han acordado medidas concretas. "Nosotros lo venimos pidiendo desde el 2007", fecha desde la cual la Consejería de Educación se hizo cargo de este servicio --antes lo organizaban las ampas--, por lo que "sin lugar a dudas lo vamos a apoyar desde la federación porque no es una situación puntual de Mérida, sino que afecta a nivel regional". Desde la Freapa no entienden que una medida de conciliación de la vida laboral y familiar como esta "se quede con un vacío total y absoluto durante dos meses en los que las familias se tienen que buscar la vida" de diferentes formas.

Muchas veces se recurre a los abuelos del pequeño, como es el caso de Juan Antonio Carvajal, presidente del AMPA del colegio Octavio Augusto de Mérida, quien tiene "la fortuna" de tener a su lado a familiares que cuando el comedor no funciona se puede hacer cargo de su hijo hasta que él o su mujer llegan del trabajo.

La última vez que la Freapa trasladó esa cuestión a la Consejería de Educación fue el pasado mes de noviembre, pero de momento no se ha recibido ninguna respuesta positiva de parte de la administración educativa.

Actualmente en Extremadura se presta este servicio en 155 centros de toda la región, 94 de los cuáles lo hacen mediante la contratación de una empresa de catering y 43 de ellos son gestionados directamente por la Consejería de Educación. Los 18 restantes están organizados por las propias asociaciones de padres de los centros.

Una treintena de estos centros han estrenado el servicio en el presente curso. El compromiso de la Junta para fomentar este tipo de servicios de conciliación de la vida laboral y familiar es mucho más ambiciosa, puesto que Educación espera llegar a las 320 aulas matinales y a los casi 300 comedores durante la presente legislatura.

Con ello se pretende dar respuesta a una demanda cada vez mayor de los padres. En los últimos años, el crecimiento ha sido espectacular, pasando de los apenas mil niños en el año 2003 hasta superar los 10.000 tan solo seis años después (Educación aún no tiene cifras exactas del número total de alumnos que acuden a diario a los comedores).

Igualmente, cada vez es más demandada la creación de aulas matinales, donde aquellos padres que entran a trabajar antes de las nueve de la mañana --hora en la que los niños entran en el colegio-- pueden dejarlos desde las ocho menos cuarto.

La demanda que los padres hacen de este tipo de servicios va más allá del calendario escolar, tanto que si pudieran muchos de los padres lo mantendrían los meses de verano, al menos aquellos en los que no tengan vacaciones. Para dar respuesta a esta necesidad, algunos colegios se han adelantado, como el Paideuterion de Cáceres, que el curso pasado organizó la actividad Escuela de verano , una iniciativa cada vez más habitual en los centros extremeños.