El papa Juan Pablo II lanzó ayer, durante la solemne misa de Pascua de Resurrección, un enérgico llamamiento a la paz en Irak y allí donde se libran "conflictos olvidados", para que se evite "el dramático enfrentamiento entre culturas y religiones". Juan Pablo II, que tenía buen aspecto y habló con voz lenta pero firme, pidió que, "con ayuda de la comunidad internacional", los iraquís se conviertan en los "protagonistas de una reconstrucción solidaria del país".

Durante el discurso, pronunciado antes de la bendición urbi et orbi, el Papa recordó la encíclica Pacem in Terris (Paz en la tierra ), escrita por el papa Juan XXIII hace exactamente 40 años, que subrayaba que la paz tiene que estar basada en cuatro pilares: "Amor, justicia, verdad y libertad". "Que se rompa la cadena de odio que amenaza el desarrollo ordenado de la familia humana y Dios nos conceda la libertad de no caer en el peligro de un choque dramático entre culturas y religiones", dijo el Pontífice.