Hasta ahora los paraísos fiscales eran lugares tan exóticos --y a menudo inaccesibles-- como Bahamas o Islas Caimán, pero la fuerte presión fiscal que ejercen algunos ayuntamientos ha hecho que varios municipios se conviertan en un nuevo refugio para ahorrar grandes sumas de dinero.

Se trata de paraísos fiscales destinados de forma específica a los conductores españoles y creados a partir de la decisión, en septiembre del año 2000, de eliminar los indicativos provinciales que hasta entonces llevaban las matrículas.

Fue entonces cuando empezó a darse un fenómeno curioso y cada vez más acusado. La alta fiscalidad que mantienen algunos ayuntamientos sobre el impuesto de vehículos empezó a provocar un éxodo de automovilistas, que empadronaban sus coches en municipios con impuestos mucho más bajos por los que, en realidad, nunca llegaban a circular.

A esta moda se sumaron inmediatamente los propietarios de grandes flotas de vehículos destinados, en su mayoría, al alquiler de coches y al renting , y que se afincaron en estos municipios sin dudarlo.

El informe elaborado por Automovilistas Europeos Asociados (AEA) no deja lugar a dudas e identifica seis casos extremos, cinco localidades de menos de 10.000 habitantes que el año pasado empadronaron al 23% de los coches de empresa de todo el país "por su privilegiado trato fiscal". Es decir, que estos municipios figuran como hogar de 141.327 turismos de empresa.

Proporciones extremas

Los casos más extremos se dan en Cataluña, según AEA debido al elevado impuesto sobre vehículos de tracción mecánica que tiene Barcelona. Esto ha provocado que en Aguilar de Segarra, un pueblo de 235 habitantes, haya 13.948 coches de empresa matriculados, con una sorprendente ratio de más de 59 vehículos por habitantes. En Rajadell, también en la provincia barcelonesa, la tasa es de 38,5 coches por persona.

También son paraísos para los conductores Relleu, en Alicante (24,2 vehículos por habitante), La Cerollera, en Teruel (17,6) y las madrileñas poblaciones de Robledo de Chavela (15,54) y Moralzarzal (3,5). Los datos son contundentes y un turismo que en Barcelona paga 143,88 euros en Rajadell abona solamente 17,99.

Esto mismo se repite en todos los casos y convierte estas localidades en las Bahamas para conductores .