La señal de alarma llegó a Génova hace aproximadamente 10 días. Varios diputados del PP que están haciendo campaña en las provincias pequeñas alertaron a sus direcciones regionales y a la nacional de que estaban detectando malestar con el PP por no mostrar más dureza ante los disturbios en Cataluña y no criticar abiertamente la exhumación de Franco.

Con esa información en la mano, la semana pasada, el Partido Popular elevó el tono contra Vox (fuentes de la dirección acusaron a los radicales de tener un «pacto» con el PSOE), Pablo Casado insinuó que la Generalitat está detrás del pago del material explosivo de los CDR y llegó a acusar a Pedro Sánchez de intentar sacar rédito de la violencia en Cataluña.

En paralelo, las encuestas internas que encarga el PP empezaron a señalar la semana pasada un estancamiento en los 85 escaños. Parten de los 66 de abril (la peor marca de toda la historia del partido), pero algunos sondeos publicados le habían dado más de 100 hace apenas 20 días.

LA ROTUNDIDAD DE ABASCAL / Dirigentes regionales del PP y diputados consultados por este diario consideran que el desmoronamiento de Cs (el estudio de GESOP para este diario le daba una caída la semana pasada de 57 a 13-17) no solo lo está capitalizando Casado gracias a su nuevo discurso moderado, sino también Vox por la rotundidad del partido de Santiago Abascal al defender la unidad de España y cargar contra los independentistas. Los radicales rondan los 50 diputados en varias encuestas.

Y esas fuentes temen que los ultras adelanten al PP especialmente en las circunscripciones pequeñas, esas en las que Casado pedía a Abascal que no se presentara porque «no iba a lograr ningún escaño» y donde ahora el líder popular puede ser menos votado que el de Vox. De las 52 demarcaciones electorales (una por provincia más Ceuta y Melilla), en 28 se juegan cinco o menos escaños. En concreto, los dirigentes consultados aseguran que esa dura competición entre los dos dirigentes se puede dar en provincias de Castilla y León (marcada en rojo, Valladolid), Castilla-La Mancha (Ciudad Real) y Andalucía (Jaén y Almería).

Y todavía, recuerda alguna de esas fuentes, queda el día de las elecciones, una jornada complicada desde el punto de vista de la seguridad, y que la extrema derecha puede seguir utilizando para seguir colocando su discurso nacionalista español frente al soberanismo catalán.

Por la tarde, ya en Zaragoza, Casado afirmó que en la elecciones España se juega su «continuidad histórica» y que, ante una «emergencia nacional» como la que cree que actualmente se da, el único «voto patriótico» que pueden elegir los indecisos es el de su candidatura. En el Palacio de Congresos, ante unas mil personas, reconoció que puede sonar como algo «muy grave, pero es así» y no se trata de alarmar, sino de decir que el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, va a volver a pactar «con los que quieren romper España».