Nervios, más en unos que en otros, pero inquietud en todos los candidatos durante la jornada de ayer. "Que pase cuanto antes", decía Juan Manuel Romera, del Partido Independiente de Mérida Capital (PIMC), algo cansado después de "beber mucho y comer poco viendo el fútbol" el sábado por la noche entre valencianos y madridistas. Otros, como el candidato del PP, Pedro Acedo, madrugó. Antes de las ocho de la mañana ya estaba con su equipo en el hotel Meliá, almorzó en la plaza de España, votó y tras tomar algún pincho con alguna caña, se retiró a descansar a las cuatro de la tarde.
El tiempo acompañaba, y los aspirantes a la Alcaldía se dieron una vuelta, la mayoría acompañados por sus familiares más cercanos, por distintos parajes de la ciudad. La actividad fue variada, pero todos se citaron a las ocho de la tarde en sus cuarteles generales ; había que esperar los resultados y analizar las consecuencias. Todos se encomendaban a la voluntad de los ciudadanos. Y éstos no fallaron.
DESMAYOS Y DISGUSTOS
La participación fue alta y en algunos colegios electorales hubo que hacer cola, con un goteo continuo de personas. Nadie se quería perder la cita y fue a votar aunque algunos tuvieran que salvar las barreras para llegar a la mesa con su silla de ruedas o con muletas. Incluso, a un vecino le costó un disgusto ir a votar, ya que sufrió un desmayo en el colegio al depositar su papeleta y tuvo que ser trasladado al hospital, al golpearse la cabeza en la caída.
Un golpe se llevó también Acedo, pero éste un golpe bajo , que rápidamente denunció. Alguien "conocemos el color y la marca de los coches" repartió cartas anónimas con información referente a propiedades, viviendas y locales del propio candidato y de sus familiares.
Esta cuestión no la pudieron resolver desde el ayuntamiento. "No hemos parado en todo el día", decían quienes allí estaban para solventar cualquier duda. Las más comunes: dónde tenían que votar y la ausencia en el censo. Hoy, unos estarán más contentos y otros menos, y todos tendrán una cita en el 2007.
