«La ciencia está infravalorada en España y en Extremadura es difícil hacerse un hueco». ¿Es más complicado para una mujer? «Sin duda». «Creo que nos falta tiempo porque además de nuestro trabajo estamos dedicadas a otras cosas. Es duro decirlo, pero aún queda mucho camino por recorrer. Si observamos nuestro entorno, la mayoría de los puestos importantes están en manos de compañeros. Ante un hombre y una mujer, eligen hombres», reflexiona Patricia Palomo, placentina de 47 años. Estudió Podología en Madrid, donde hizo dos especialidades y se doctoró. Durante 15 años ha ejercido en una clínica privada y actualmente es profesora en la UEx en Plasencia y también en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, donde imparte clases en un máster de investigación. Y pertenece a dos grupos investigadores, uno extremeño y otro interuniversitario con sede en La Coruña, con varias líneas abiertas que son fruto «de nuestra dedicación y nuestro bolsillo. A veces no recibimos ni un agradecimiento, pero lo importante para mí es que los resultados sean beneficiosos para la sociedad».

Desde pequeña sabía que su profesión estaría ligada a la ciencia. «He tenido la suerte de trabajar en un equipo en el que mis compañeros han confiado y creído en mí». Reconoce que, aunque no es siempre, la labor investigadora de los hombres tiene más visibilidad. «Es cierto que a menudo ellos van más rápido».