Peter Arnett, el famoso y galardonado reportero americano, despedido fulminantemente el lunes por la cadena de televisión NBC, ofreció ayer su primera reacción en un artículo en el diario británico Daily Mirror.

Después de declararse "horrorizado y sobrecogido" por el despido, Arnett denunció la "enorme sensibilidad del Gobierno de EEUU con las informaciones que proceden de Bagdad", alegando que las autoridades de Washington "no quieren noticias con credibilidad" porque "para ellos representa un enorme problema". El periodista acusa "a los políticos y la prensa de extrema derecha de aprovechar cada oportunidad para criticar a los reporteros" que están en Irak. Ahora es él quien se ha convertido en el chivo expiatorio de esos sectores ultras.

"HE DICHO LO OBVIO"

"En un instante, mi exitosa carrera para la NBC ha quedado reducida a cenizas porque he dicho lo obvio en la televisión iraquí: que el calendario de guerra de EEUU ha fallado a mitad de camino", escribe el reportero. Arnett también ponía en duda los anuncios del Pentágono de que se iban a producir revueltas populares en Irak. El reportero no culpa a la NBC "porque está bajo una presión comercial muy grande." "Tampoco creo que sea la Casa Blanca la responsable de mi cese", añade.