El alza de los precios y las dificultades de los consumidores a la hora de calcular con una nueva escala de valores son las asignaturas pendientes del primer año de uso efectivo de la moneda única en España.

Después de los primeros 12 meses del euro, en las encuestas casi el 80% de los españoles coinciden en afirmar que el coste de la vida ha subido y que cada vez parece más difícil llegar a fin de mes. Mientras la inflación oficial apunta a un alza de los precios algo superior al 4%, el bolsillo de los ciudadanos constata subidas muy superiores, dado que la inflación se ha cebado especialmente en los artículos cotidianos de precio unitario más bajo, en los servicios públicos y en alimentos frescos.

La percepción de los consumidores apunta también a la existencia de una mayor dispersión de precios para idénticos productos, como consecuencia de un redondeo poco riguroso. La Confederación Española de Comercio considera que "en general, se ha respetado el pacto de estabilidad de precios, y, en los sectores más competitivos, incluso se han reducido". La patronal culpa de la inflación al encarecimiento de los transportes y servicios públicos, aunque también reconoce una incidencia especial en la venta automática en máquinas, como consecuencia de la adaptación a las nuevas monedas.

En opinión de Lluís Sans, que presidió la comisión para la introducción del euro de la patronal Eurocommerce, la percepción de alzas generalizadas de los precios por la nueva divisa es exagerada. "El 99% de los comerciantes son honrados y no han subido injustificadamente los precios", afirma. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) discrepa. "La gran mayoría de los consumidores están convencidos de que se ha aprovechado la introducción del euro para aumentar los precios, con redondeos al alza en gran parte de sectores, tanto públicos como privados", explican. Hasta el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Wim Duisenberg, admitió el pasado jueves por primera vez que la transición al euro aumentó los precios.

NUEVA ESCALA DE VALORES

La llegada del euro ha comportado serias dificultades a los consumidores a la hora de interiorizar la nueva escala de valores, especialmente para las cifras altas. Bruselas ha instado a los comerciantes a eliminar la doble indicación de precios, por considerar que frena la adaptación. Por contra, Eurocommerce y las organizaciones de consumidores se niegan a eliminar el doble etiquetado, ya que se perjudicaría a los clientes, especialmente a los mayores.

Según la OCU, los consumidores siguen, en la mayoría de casos, convirtiendo en pesetas los precios expresados en euros, por lo que la doble indicación debería mantenerse todavía durante algún tiempo. Pero el balance que hacen las asociaciones de consumidores, de comerciantes, fabricantes y el sector financiero es globalmente positivo.

El comercio, como principal intermediario entre consumidores y empresas, ha tenido un papel clave para asegurar el éxito del cambio de moneda. El secretario general de la Confederación Española de Comercio, Miguel Angel Fraile, opina que el aprendizaje en el uso de las monedas no ha acabado, "ya que existe un cierto desequilibrio en el número de monedas y billetes que llevan los consumidores en los bolsillos. Esa situación ha provocado a veces problemas de abastecimiento".