Trabaja rodeada de hombres. Imparte clases en los grados de Informática de la UEx y desde hace 18 años investiga en temas relacionados con la robótica y la visión artificial, un campo mayoritariamente masculino. Su trabajo actual se centra en la robótica educativa, asistencial y en técnicas de detección simultánea de múltiples características en imágenes. «Jamás he notado un trato diferente o he sentido que lo pudiera tener más difícil que mis compañeros», cuenta Pilar Bachiller. Cacereña, de 43 años, es informática y doctora por la UEx. Por su experiencia considera que en el ámbito universitario al menos la mujer no tiene más dificultades, aunque los datos sí apuntan a que su trabajo es menos visible. «Solo hay que fijarse en los premios Nobel. Lo más alarmante es que la ausencia de mujeres premiadas en muchas ediciones no está provocada por la falta de candidatas. Así es difícil no llegar a pensar que la mujer tenga que demostrar algo más para que su trabajo se valore de la misma manera». Su vocación por investigar llegó cuando comenzó a colaborar en un grupo de investigación siendo estudiante. «Desde el principio me atrajo». Su situación laboral estable le permite continuar pero advierte que la ciencia no pasa por su mejor momento. «La financiación es insuficiente, es muy difícil mantener un grupo de trabajo estable. Faltan medios materiales, pero sobre todo faltan medios humanos».