La amenaza turca surtió efecto. EEUU forzó ayer la salida de Kirkuk de sus aliados peshmergas (guerrilleros kurdos), que la víspera habían tomado esa estratégica ciudad petrolífera del norte de Irak. Washington apaciguaba así la inquietud de Ankara ante el avance de los kurdos. Mientras tanto, el pillaje y el caos se adueñaban de esa ciudad y de Mosul, que ayer mismo cayó en manos de las fuerzas kurdo-americanas. Todo el Kurdistán iraquí ya ha sido liberado.

Los aliados tomaron Mosul ayer igual que la víspera habían conquistado Kirkuk: sin disparar apenas un tiro. El jefe del 5º Cuerpo del Ejército iraquí rindió la ciudad al mando norteamericano por la mañana, después de casi dos días de asedio y negociaciones. Cuando los estadounidenses y los peshmergas llegaron al centro de Mosul, a mediodía, la mayoría de los soldados iraquís habían huido hacia el sur o se habían camuflado con ropas de paisano entre los 1,7 millones de habitantes de la localidad, la tercera en importancia de Irak.

SAQUEO Y CAOS

Inmediatamente después de la rendición, y mientras miles de mosuleños se lanzaban a las calles para celebrar la caída del régimen de Sadam Husein, otros muchos se entregaban con desenfreno al saqueo de edificios oficiales, comercios, hospitales, escuelas y bancos. En las manos, en la cabeza, sobre los hombros, en la espalda, en carros, en las bacas de los coches, en furgonetas, los saqueadores cargaban con todo lo que encontraban: sillas, armarios, mesas, extintores, colchones, camas, lámparas, ordenadores, equipos médicos, medicinas, electrodomésticos, váteres, incluso plantas en sus macetas.

DILUVIO DE BILLETES

La turba reventó la oficina del Banco Central iraquí en Mosul y un diluvio de billetes con la efigie de Sadam Husein cubrió a la gente en la calle entre la algarabía general. Muchos rompían en mil pedazos el rostro de Sadam en papel moneda, pero muchos otros, quizá ignorantes de que esos dinares carecían ya de valor, llenaban con premura bolsas y sacos con fajos de billetes sin valía.

Ni los peshmergas ni las fuerzas estadounidenses hicieron nada para evitar el pillaje ni restablecer el orden. Muchos ciudadanos árabes se quejaban enojados de la ausencia de autoridad alguna que garantizase la seguridad de las personas y de las propiedades públicas y privadas.

En Kirkuk (730.000 habitantes), los saqueos habían sido más intensos la víspera, tras la caída de la ciudad. Ayer, el caos remitió después de la llegada de policiales municipales procedentes de Suleimaniya, en el Kurdistán autónomo, según fuentes del Gobierno regional.

PETROLEO BAJO CONTROL

De lo que sí tomaron el control de inmediato en ambas ciudades las fuerzas de EEUU fue de sus ricos campos de petróleo. Sólo el de Kirkuk es capaz de producir 900.000 barriles al día. Con éstos, los aliados ya tienen bajo control la totalidad del crudo iraquí.

Por su parte, los peshmergas , empujados por EEUU, empezaron ayer a abandonar Kirkuk para apaciguar al Gobierno turco, que ha amenazado con desplegar tropas en el norte de Irak si los kurdos se hacen con el control de Kirkuk y Mosul. El mando kurdo calculaba que hoy la retirada sería completa.

"O Estados Unidos controla por si solo Kirkuk y Mosul, o lo hacemos juntos, o lo hacemos nosotros solos", volvió a advertir ayer el ministro de Exteriores turco, Abdulá Gul. Anoche llegaron al Kurdistán los observadores militares turcos pactados con Washington: cinco a Kirkuk, cinco a Mosul y cinco más a Irbil.