Países como Brasil y México tienen zonas de riesgo cada vez mayores, un millón de kilómetros cuadrados en la nación suramericana y 580.000 kilómetros cuadrados en la norteamericana, en ambos casos sobre el 25% de la superficie total nacional, informa Efe.

En Argentina, el 75% de su superficie está en peligro de convertirse en desierto.

El 22% de la producción mundial de alimentos procede de zonas áridas y semiáridas, las cuales están en riesgo de desertización y concentran la mayoría de la población pobre del planeta.

La Convención contra la Desertización de la ONU, en marcha desde diciembre de 1996, ha contado con una primera aportación de 250 millones dólares en sus primeros años de aplicación y se espera que se duplique en los próximos cuatro años.

Los expertos calculan que casi la mitad del planeta, el 41%, está constituida por tierras secas, un 20% de las cuales están consideradas como desiertos. Además, auguran que la incipiente desertización amenaza la vida de 1.200 millones de personas en más de un centenar de países.