Descafeinada. Así fue ayer la huelga general en Plasencia. Solo la presencia de basura por toda la ciudad, la falta de autobuses urbanos --por miedo a que los piquetes rompieran las lunas-- y la ausencia de obras se salió de la normalidad diaria, mientras la única zona donde hubo un mayor seguimiento fue en el polígono industrial, con aproximadamente la mitad de sus industrias cerradas. Aunque en este caso, la federación empresarial aseguró que los trabajadores habían cerrado las puertas, pero permanecían dentro.

Esto a pesar de las cifras de seguimiento dadas por los sindicatos, de un 70%. Pero lo cierto es que en los barrios, la actividad era la de un día normal, con tiendas, bares y comercios abiertos. Desde Cañada Real, un responsable del bar Xalotenea afirmaba: "Aquí somos todos autónomos y nos hemos puesto de acuerdo para abrir".

También en el centro fueron mayoría los bares y comercios que abrieron, a pesar de los sindicatos, que tiraron petardos y advirtieron: "Ya sabemos en qué quioscos no comprar periódicos, a qué bares no ir y en qué tiendas no comprar", en palabras de Miguel Coque, responsable de CCOO. Esto pese al "comportamiento respetuoso con los que han querido trabajar" que destacó el responsable de UGT, Enrique Fernández, al término de una manifestación de unas 400 a 500 personas en la que varios de sus miembros aporrearon escaparates de comercios que habían permanecido abiertos.

En el ayuntamiento, los juzgados y Hacienda, la presencia de trabajadores fue mayoritaria; la mayoría de colegios funcionó sin problemas y también las consultas externas del hospital.

POCOS INCIDENTES Tampoco hubo muchos incidentes, salvo la quema de neumáticos a la altura del hotel Azar para cortar la N-630 pasadas las siete de la mañana y durante unos minutos. Además, un sindicalista agredió a un policía a las puertas de la planta de impresión de EL PERIODICO EXTREMADURA e intentaron impedir la entrada de trabajadores, pero se marcharon antes de que saliera la producción. También intentaron que el centro comercial Carrefour parara una hora; pusieron silicona en cerraduras de cajas de ahorro y tiraron petardos.