El segundo ganador de la moción de censura es el PNV. El valor determinante de sus cinco diputados convierte al hasta ahora socio del PP en el aliado preferente de Pedro Sánchez que, salvo Deus ex machina, será el nuevo inquilino en la Moncloa. Una vez más, los nacionalistas vascos hacen gala de su cintura negociadora y conjuran su peor escenario: un adelanto electoral que diera la presidencia al centralismo de Ciudadanos.

Los peneuvistas guardaron sus cartas hasta el final y consiguieron mantener la intriga hasta que, a mediodía, confirmaron al PSOE y al PP su determinación. La noticia se filtró por las rendijas del bipartidismo y llegó antes a los titulares que su portavoz, Aitor Esteban, a la tribuna del Congreso. Aún así, antes de comenzar su discurso tomó agua en un trago que duró los dos segundos más eternos que ha vivido el Parlamento en mucho tiempo.

Fue directo. «Hay un antes y un después de Gürtel». Argumentó que la sentencia reciente y las que están por llegar, inhabilitan al PP como garante de la estabilidad en España. Justificó que defiende el sentir mayoritario del País Vasco y planteó dos peticiones a Sánchez.

Primera. Consensuar la fecha de elecciones generales y los cambios legislativos que el PSOE pretenda aprobar en los próximos meses. «De usted depende la capacidad de apretar botón disolución de las cámaras. Quiero pensar que usted está dispuesto a que los cambios legales sean avalados por un consenso y con nosotros para consensuar la fecha de convocatoria electoral», apeló. Solo unos minutos después Sánchez se comprometió a ello, agradecido y le confirmó como «socio preferente» en el Parlamento.

Segunda petición. El PSOE debe resolver el conflicto territorial con diálogo y no con mano dura. «El camino no es modificar el tipo de rebelión en el Código Penal o señalar al nacionalismo catalán o vasco como contrario al derecho europeo. El camino es dialogar, reconocer que existe un problema nacional», defendió.

El PNV dejó también un recado al PP, los que fueran sus aliados hasta la semana pasada en la aprobación de las Cuentas. Les advirtió en contra de torpedear en la Cámara Alta el trámite parlamentario que queda, una amenaza que los populares han agitado en los últimos días. «Un Presupuesto es algo bueno, triunfe o fracase la moción. Yo no sé si va a pasar el trámite del Senado. Pero si no lo pasa, será una irresponsabilidad igual a la que se acusa a otros. Vamos a ver qué es lo que sucede», avisó Esteban.

Lamentó la presión puesta sobre los hombros del PNV, pero insistió en que no hay vuelta atrás en la situación del PP tras la sentencia del caso Gürtel. «Las mociones iban a ser continuas y el goteo de los tribunales también, así que nuestro voto negativo no aportaría mayor estabilidad. Confío en que el diálogo sea cierto y que no abuse de la alternativa y el privilegio que le estamos dando», apeló ante Sánchez.

Tuvo tiempo, también, para la ironía cuando lamentó la presión a la que se ve sometido su grupo. «En manos del PNV. ¿En serio? ¡Vaya con la gran nación española, qué incapacidad de llegar a acuerdos!», reprochó.

Adujo que Estaban que la decisión ha sido «meditada» y «costosa». Deseó suerte al candidato y no le ocultó los riesgos a los que se enfrenta, como gobernar con tal fragilidad parlamentaria. «No le arriendo la ganancia», confesó, y desde esa empatía, recogió el guante, creyó en el compromiso de Sánchez y le deseó fortuna.