Para ver pollos asados , basta con echar un vistazo estos días a cualquier granja avícola. Las elevadas temperaturas del verano, intensificadas este año por la ola de calor que azota a Extremadura, está haciendo estragos en las explotaciones avícolas. Los sistemas de refrigeración que incorporan estas instalaciones --equipos de aire acondicionado o difusores de agua-- son insuficientes para evitar que la mortandad afecte hasta, en algunos casos, el 40% de la camada.

Joaquín Perera, responsable de avicultura de la Unión de Pequeños Agricultores-Unión de Campesinos Extremeños (UPA-UCE), afirma que los precios en origen del pollo han subido un 8% este verano como consecuencia del mayor consumo veraniego y, en menor medida, por la reducción de la oferta. Añade que el pollo sube todos los veranos porque se mueren muchas aves, pero lo de este año supera lo previsto.

Extremadura cuenta con unas 260 granjas dedicadas a la producción de pollos. Cada una de ellas suele sacar unas cuatro camadas de unas 30.000 aves cada una. "Lo cierto es que se pueden morir entre el 30% y el 40% en cuestión de cinco minutos", explica Perera. Normalmente, pasan unos 45 días desde que el pollo nace hasta que llega al mercado. Con estas temperaturas, que favorecen la inapetencia de las aves, éstas tardan hasta cinco días más en lograr el peso comercial para ir al matadero.

Perera afirma que, pese a todo, las granjas extremeñas están más protegidas al ser habitual que en verano las temperaturas ronden 40 grados. Pero la ola de calor de este año ha cogido a contrapié a otras comunidades autónomas, como Galicia, donde los termómetros presentan valores más moderados en los meses estivales.