El PP presentó ayer en sociedad su plan de energías renovables, donde se contemplan como medidas principales una legislación que favorezca la implantación de las instalaciones generadoras "en vez de obstaculizarlas", una implicación decidida de la SOFIEX y una actuación de la Administración que sirva como ejemplo de uso de estas fuentes limpias.

En el ránking de energías a explotar, los populares, según el documento dado a conocer por su presidente regional, Carlos Floriano, fijan como prioridad la solar, dadas las ventajas de partida con que cuenta Extremadura, al ser una de las zonas de mayor irradiación de España, según el estudios del Instituto Nacional de Meteorología. La región dispone de 2.000 horas anuales de radiación directa, lo que, según el plan, otorga un potencial abundante e inagotable, que permite romper la dependencia de fuentes como el petróleo o el uranio y ajustarnos a lo marcado por Kioto.

Además, desde el PP se apunta que las plantas solares pueden acarrear, además del empleo directo en labores de mantenimiento, un buen filón de riqueza en actividades asociadas y centros de investigación.

Dar vida a los ´molinillos´

En cuanto a la energía eólica, Floriano cree que la labor de la Junta está contribuyendo a que la región "pierda el tren" y eliminando de un plumazo las posibilidades de potenciar una energía limpia y dar un alivio a la difícil situación económica de muchos ayuntamientos. En este sentido, el PP indica que se generarían 6.000 euros en compensaciones a los municipios por cada megavatios instalado.

Por ello se cuestiona el decreto aprobado por la Junta que obliga a crear tres empleos por megavatio, argumentando que sin esta premisa, que puede disuadir a muchas empresas, "se generarían puestos de trabajo indirectos, puesto que los ayuntamientos tendrían una importante fuente de financiación y generación de riqueza en sus localidades".

El plan no se olvida de otras fuentes renovables, como la biomasa o el biocarburante. En el primer caso, se indica que sería una buena salida para convertir los desechos agrícolas en una fuente de riqueza en vez de en una fuente de problemas.

En el caso del biocarburante se alude a las posibilidades nuevas que abren al campo extremeño, que permitiría a los agricultores generar rentas por el cultivo de oleaginosas que en este momento viven en una situación de incertidumbre, y que con las plantas de biocarburante tendrían la venta asegurada.

Además, al tratarse de combustibles que no pagan impuestos especiales, podrían ser más baratos y evitar las oscilaciones que se sufren ahora por los vaivenes del crudo. Y, lo más importante dado que se trata de hablar de energías limpias, el biocarburante emite hasta un 90% menos de gases de efecto invernadero.

En cuanto a la inversión, Floriano afirma que con 70 millones se podría dar un impulso más que apreciable a las renovables.