El 13 de enero de 1993 el Ayuntamiento de Garganta se quedó sin gobierno municipal. El alcalde y 4 de los concejales del grupo socialista que formaban el Ejecutivo municipal dimitieron en un pleno como respuesta a la presión popular ante la decisión de la Administración regional de construir la presa de Las Majadillas en el término del municipio cacereño, algo que los vecinos consideraban una "injusticia" porque "beneficiaba a otro municipio y perjudicaba a Garganta".

Poco antes los vecinos habían iniciado un encierro en el ayuntamiento para forzar la dimisión del equipo de gobierno, decidiendo pasar la noche allí con sacos de dormir hasta que los concejales socialistas presentaran su dimisión. "De aquí no nos iremos hasta que no dimitan. Ya no nos fiamos. Hace algún tiempo dijeron que iban a dimitir y en el momento de la verdad no lo hicieron", aseguraban los vecinos aquel 13 de enero.

Y dimitieron. Todos menos uno. Principalmente para "restablecer la convivencia en Garganta la Olla", ya que la crispación cada vez era mayor. El alcalde, Peris Basilio, insistió ante sus vecinos que abandonaban sus cargos "por la decisión de la Junta de Extremadura de hacer la presa en ese sitio, habiendo aportado nosotros otras ideas alternativas".

El proceso

Tras esta decisión, la Junta Electoral Central dio el visto bueno para que se iniciara el proceso de formación de la junta gestora que se debía hacer cargo del Ayuntamiento de Garganta la Olla. El entonces presidente de la Diputación Provincial de Cáceres, Manuel Veiga, convocó el 4 de mayo del 93 a los distintos grupos políticos para iniciar los trámites de formación del nuevo órgano, una medida que no convencía a los vecinos.

La decisión final para acabar con el vacío de poder fue designar a 5 vecinos de la localidad --todos ellos socialistas-- para integrar la comisión gestora. La medida no contaba con el respaldo ni del PP ni del CDS, partidos que se negaron a formar parte de la nueva corporación, entre otras razones porque el motivo de la crisis --la construcción de la presa de Las Majadillas-- aún no se había solucionado. Para muchos vecinos de la localidad, aquel proceso se hizo "sin escuchar al pueblo".

Miguel Peris, Bernabé Peris, José López, Elidia Fuentes y Santiago Blázquez, junto al único edil que no dimitió, fueron los elegidos para llevar las riendas del municipio. La decisión fue recibida con abucheos por cerca de 300 vecinos. "La comisión ha nacido muerta", decían entonces algunos representantes vecinales.

El clima de tensión se mantuvo hasta el día de la toma de posesión. La gestora juró el cargo en medio de un enfrentamiento entre los vecinos y los 40 antidisturbios que tomaron el pueblo. Los incidentes provocaron 12 heridos, 2 de tuvieron que ser trasladados a Plasencia. La gestora funcionó hasta los comicios del 95, no sin continuas y sonoras protestas durante el mandato de la gestora.