Están preparados los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado y los equipos de emergencias para hacer frente a un gran desastre natural, como por ejemplo un terremoto de alta intensidad o una riada, en Extremadura? Cerca de un millar de efectivos de la Guardia Civil, la Policía Nacional, el Servicio Extremeño de Salud, los bomberos, la Unidad Militar de Emergencias (UME), la Cruz Roja, la Asociación de Asistencia en Carretera DYA y las agrupaciones de voluntarios de Protección Civil de una veintena de municipios de la región trataron de demostrar ayer que sí, que pueden llevar a cabo una intervención de emergencia de este tipo de forma coordinada y eficiente. Fue lo que pusieron en práctica durante el simulacro de catástrofe sísmica que se recreó, con diversos escenarios y situaciones, en el entorno del embalse de Valdecañas, la localidad de Almaraz y las inmediaciones de la central nuclear. También participaron las autoridades portuguesas, que llegaron a evacuar parte del municipio luso de Vila Velha do Rodao ante el hipotético riesgo de una riada en el río Tajo.

En el ejercicio, de carácter internacional y supervisado por la Comisión Europea y Marruecos, participaron agentes de seguridad, sanitarios, bomberos y voluntarios de Extremadura, de la región portuguesa de Castelo Branco, de las comunidades autónomas de Castilla-La Mancha, Andalucía y Castilla y León y un centenar de militares de la UME del Cuartel de Torrejón de Ardoz, en Madrid. En total, entre unos y otros, movilizaron 150 vehículos terrestres, tres helicópteros, ocho hospitales de campaña y media docena de puestos de mando, incluido el camión del Puesto Avanzado de Mando del 112 de Extremadura, uno de los centros de control y comunicaciones más modernos y equipados del país. Por todo ello, éste ha sido el simulacro de catástrofe natural más grande jamás realizado en Extremadura.

El objetivo fundamental era mejorar la preparación y la respuesta de los equipos de emergencias ante una situación de extraordinaria gravedad. Pero, a la vez, se pretendía analizar el funcionamiento de los diversos planes de actuación (ante inundaciones, terremotos, accidentes nucleares) existentes a nivel local, autonómico, estatal y europeo, así como la coordinación entre los distintos organismos intervinientes y los sistemas de telecomunicación. Para ello se partía de una situación extrema y altamente improbable: un terremoto de elevada intensidad con epicentro en las proximidades del embalse de Valdecañas y a una profundidad de entre 10 y 12 kilómetros bajo tierra. El hipotético seísmo, de 7,8 grados en la escala Richter --similar al ocurrido en el 2008 en China y que originó más de 65.000 muertos--, provocaría importantes daños personales y materiales, sobre todo a nivel de viviendas e infraestructuras en un radio de más de 40 kilómetros. Entre los desperfectos, el temblor daría lugar a una fisura de 10 metros de longitud en la presa de Valdecañas, obligando a realizar un desembalse se de urgencia para evitar la rotura.

POSIBLE ESCAPE RADIACTIVO El simulacro además partía de la base de que ésta represa se encontraba al límite de su capacidad por la abundancia de precipitaciones durante los meses precedentes y por las fuertes tormentas de los días previos, con lo cual el desembalse provocaba una riada en la cuenca del Tajo que agravaba los daños del terremoto y obligaba a abrir compuertas en las presas de Torrejón, Alcántara y Cedillo. Asimismo, sobre el papel, la crecida del río causaba el aumento del nivel de la presa de Arrocampo, que sirve de refrigeración para la Central Nuclear de Almaraz, inundando parte de las instalaciones de la planta eléctrica y obligando a parar sus reactores ante el riesgo de un posible escape radiactivo.

Según las simulaciones realizadas, esta concatenación de hechos daría lugar a más de 3.200 víctimas mortales, casi 20.000 heridos, 60.000 personas perderían su hogar como consecuencia del terremoto o las inundaciones y municipios como Saucedilla quedarían totalmente anegados. Además, más de 250.000 viviendas resultarían dañadas. No obstante, en realidad, este escenario es altamente improbable, como reseñaron los responsables de la Junta de Extremadura. Fundamentalmente porque esta zona está fuera de las principales áreas de riesgo sísmico --el único enclave extremeño con riesgo medio-alto de terremoto es el extremo suroeste de la región, el entorno de Valencia de Mombuey--. Además se asegura que se podrían gestionar las reservas hídricas de las presas, a través de desembalses controlados y previos, para que nunca alcanzasen la situación de llenado.Pero fue en esa hipotética situación de macrodesastre natural en la que el millar de efectivos de seguridad y emergencias tuvieron que actuar ayer, con intervenciones en 11 escenarios simultáneos y diferentes: la creación de un puesto de mando y coordinación avanzado; la búsqueda de víctimas atrapadas en vehículos bajo el agua y arrastradas por la riada; el derrumbamiento de un puente por el que transitaban casi una docena de vehículos; el rescate de atrapados entre los escombros de una granja; la intervención ante el hallazgo de sustancia químicas peligrosas; la construcción de diques de contención para frenar la crecida del río; el rescate mediante helicóptero de supervivientes sujetos a los pilares de un puente; el accidente de tráfico de un microautobús y el incendio del hotel contra el que había colisionado; las labores de control radiológico para localizar posibles escapes en la Central de Almaraz; la evacuación de colegios y viviendas en Almaraz y en Portugal; y la creación del centro de asistencia sanitaria con diversos hospitales de campaña en el campo de fútbol de la localidad almaraceña. RESULTADO SATISFACTORIO Los trabajos de análisis del simulacro empezarán hoy en Navalmoral y se prolongarán hasta el mes de enero. Sin embargo, en una primera evaluación, tanto desde la Junta como desde la Delegación del Gobierno se ha destacado la "buena colaboración" entre los organismo intervinientes, así como la "magnífica preparación" de los efectivos de seguridad, emergencia y protección civil, y el buen funcionamiento de los sistemas de comunicaciones.