El presidente egipcio, Hosni Mubarak, afirmó ayer que la guerra en Irak no sólo no resolverá los problemas que se quieren resolver, sino que favorecerá "la unión de los terroristas" y "la aparición de cientos de Bin Laden". En un discurso televisado a todo el país, Mubarak reiteró también su llamamiento a limpiar Oriente Próximo de armas de destrucción masiva, incluidas las de Israel. "Esta guerra va a traer unas repercusiones políticas, económicas y sociales difíciles de asumir", añadió.

"La confrontación en Irak presagia una tragedia terrorífica, con víctimas en ambos bandos y la destrucción de un pueblo y una civilización milenaria --advirtió el presidente Mubarak--. Lo que sucede en Irak nos produce una inmensa pena". Pese a su oposición a la guerra, el presidente egipcio es uno de los principales aliados de Estados Unidos en el mundo árabe.

Mubarak justificó su rechazo al cierre del canal de Suez a barcos estadounidenses y británicos porque sería "una violación de la legalidad internacional". "El paso es un derecho de todos los estados, excepto si Egipto tomase parte en una guerra, según estipula el Tratado de Constantinopla de 1882", recordó. Cerrar el canal a Estados Unidos y el Reino Unido "crearía problemas a Egipto".

El presidente, por último, insistió en sus declaraciones en que las armas de destrucción masiva de Israel deben ser desmanteladas: "De lo contrario, la región seguirá muy inestable".