Aunque la polémica sobre la adscripción del Monasterio de Guadalupe a la Diócesis de Toledo en vez de a una extremeña ha desaparecido de los discursos de los dirigentes políticos y eclesiásticos --al contrario de lo que ocurrió hace cuatro años, cuando se produjo un cruce de declaraciones entre el entonces presidente de la Junta, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, y el arzobispo Cañizares--, esta cuestión permanece abierta.

En este sentido, el prior de Guadalupe, fray Guillermo Cerrato, ve "razonable" que la ´conciencia regional´ despierte en el ámbito eclesiástico. Al respecto, recordó que Guadalupe no es una caso único en la comunidad cristiana, puesto que los límites diocesanos no coinciden con los civiles, si bien confió en que "más tarde o más temprano, las autoridades eclesiásticas escucharlan la sosegada reivindicación del pueblo extremeño".