Durante el verano pasado, la sequía provocó problemas de abastecimiento que afectaron principalmente a zonas del norte de la región, donde en torno a 23.000 personas tuvieron que soportar cortes en el suministro al limitarse las horas de disponibilidad del agua.

Ahora la situación ha variado. Mientras el norte puede afrontar un verano relativamente tranquilo en lo que al agua se refiere, debido sobre todo a que las lluvias del invierno y la primavera aliviaron el problema, y la cuenca del Tajo mejoró, en el sur el problema se agrava cada día.

Apenas iniciado el verano, algunas localidades han limitado los usos del agua, mientras otras se conforman, de momento, con campañas de concienciación ciudadana pero no descartan aplicar restricciones.

La cuenca del Guadiana apenas cuenta con la mitad de los recursos de agua, y este problema se refleja en los niveles de los grandes pantanos, destinados al regadío, y también en las presas más pequeñas de abastecimiento humano, donde en muchos casos no se supera el 20%.