Un discapacitado físico intenta aparcar en una plaza habilitada para estas personas en la plaza de San Francisco de la ciudad de Badajoz, pero está ocupada por un vehículo conducido por alguien que no tiene ninguna discapacidad. Un minusválido le pide por favor que retire el vehículo de esa plaza que quiere aparcar él, pero recibe una respuesta tan contundente como incívica: "Para que lo voy a sacar de aquí si total no vas a poder porque están los contenedores de basura puestos aquí". Es lo que le ocurrió hace pocos días a José Sánchez Maugo, discapacitado físico que reclamaba esa plaza de aparcamiento habilitada para estas personas pero que con frecuencia es utilizada por quienes no encuentran otro sitio y, lo que es peor, para dejar los contenedores de basura sobre la misma.

Nacido en Barcelona hace 38 años, pero "de Badajoz de toda la vida", trabaja desde hace tres años en una sucursal de Cajasol en la capital pacense, donde se encarga de la atención al público. Utiliza silla de ruedas desde que nació y su día a día es un sorteo de dificultades, sobre todo nada más salir de su portal. Y es que el escalón de entrada de cualquier portal "es la principal dificultad que tenemos las personas que vamos en silla de ruedas". Una vez salvado este escollo, el rebaje de la mayor parte de los acerados "no es tal porque no lo puedes saltar con la silla", lo mismo que ocurre al intentar cruzar un paso de peatones a la hora de afrontar el hueco que hay entre el acerado y la calzada. Todo ello sin contar con que algunos ascensores no tienen la holgura suficiente como para que la silla de ruedas pueda introducirse sin problemas.

El ha solicitado la ayuda que le pueda corresponder contemplada en la ley de dependencia, aunque insiste en que "es una cosa básica y precaria; un apoyo, pero con el que es imposible vivir de manera independiente". Muchas personas discapacitadas, reflexiona, pensaban que con esa ayuda les iba a ser suficiente para llevar una vida independiente, pero él no lo ve así y se gana el sueldo cada día en la sucursal bancaria donde trabaja. Ese es otro problema, el índice de paro en este sector de la población. Y es que "cuando vamos a pedir trabajo parece que vamos a pedir limosna", denuncia, aunque él lo tiene claro: "Lo que hay que tener son ganas de trabajar, con eso llegas a todos sitios, pese a todas las trabas que te encuentras por el camino", relata tras finalizar su jornada de trabajo en esta sucursal bancaria ubicada en Valdepasillas, en la capital pacense.

Queda mucho por hacer

Por ello, indica que "queda mucho por hacer" para hacer más fácil, más normal, la vida de estas personas. "Dificultades hay muchas, pero ilusión más" preguntado sobre cómo calificaría de o a 10 puntos sus condiciones de vida cada día. "No me pongo nota", comenta, porque "tenemos muchas barreras de todo tipo, pero gracias a Dios todo se puede llevar con la ayuda de muchas personas con buena voluntad".

A su juicio, solo con cumplir las leyes existentes en materia de accesibilidad y endurecer las penas para quienes las incumplan "sería suficiente para vivir mejor".

Más civismo

También ayudaría, insiste, una conducta más cívica de algunas personas que no respetan, por ejemplo, las plazas de aparcamientos habilitadas para discapacitados. Además, aboga porque quienes son responsables públicos no permitan que haya aceras sin rebajes, edificios de viviendas sin ascensor o que el transporte público todavía no esté preparado en muchos casos para facilitar su uso por parte de estas personas. Pese a esas trabas, para José Sánchez cada día es una jornada en la que demuestra que "con ilusión" se pueden superar todas esas piedras que se encuentra en el camino.