Hace apenas dos años, Europarc, entidad que agrupa a los parques naturales de toda Europa, daba un severo tirón de orejas a Extremadura: apenas el 0,87% del territorio de la región contaba con alguna de las figuras de protección reconocidas por este organismo, y entre las que no están las ZEPA. Hoy las cosas han cambiado.

Según el último informe de grado de implantación de las áreas protegidas en el Estado español, elaborado por Europarc, la superficie de Extremadura que ya cuenta con protección ronda el 7%, y supone el 5,6% de la superficie protegida de toda España.

Así, en torno a 300.000 hectáreas tienen garantizada su conservación integral, lo que convierte a Extremadura en la sexta comunidad en superficie de enclaves naturales.

En total son 53 los espacios con distintas figuras reales de protección, donde, como dato distintivo, no se solapan distintas denominaciones, lo que hace que estos 53 espacios den la muestra de superficie real protegida.

En el listado figuran 24 árboles singulares, figura también singular en cuanto a protección de la naturaleza en toda España, y que, si bien cuentan con superficies muy pequeñas, de entre 0,3 y 3,1 hectáreas, sí sirven para mantener especímenes de alto valor natural incluso histórico.

Asimismo, hay cuatro corredores ecológicos, que coinciden con los recorridos de diversos tramos de los ríos tiéatra, Alcarrache, Bembézar y Guadalupejo. Otra figura singular es la del Lugar de Interés Científico, que Extremadura reserva para el Volcán del Gasco. Finalmente, dentro de la nómina de denominaciones especiales y no recogidas en otras normativas regionales estarían los cuatro parques periurbanos de conservación y ocio, en la Finca Moheda Alta, La Charca de Brozas y Ejido, La Pisá del Caballo y La Sierra.

En cuanto a superficie, el mayor espacio protegido que recoge el informe de Europarc es la Sierra de San Pedro, nominada ZEC (Zona de Especial Conservación) y que ocupa más de 115.000 hectáreas.

Después estarían las ZEC de los Llanos de Cáceres y Sierra de Fuentes y del embalse de Orellana y Sierra de Pela, con 70.000 y 42.000 hectáreas, respectivamente. Tras ellas vendría el espacio más emblemático del medioambiente extremeño, el parque natural de Monfragüe, que agota sus últimas semanas antes de su nominación como parque nacional, y que ronda las 18.400 hectáreas.

El único pero que pone Europarc a Extremadura es la escasa inversión en los parques naturales. La región apenas dedica 31 euros por hectárea y año (menos de un millón en total), según los datos referidos al 2004, muy lejos de los 107 euros por hectárea de Madrid o los 93 euros por hectárea que destina Asturias.