La puesta en funcionamiento de la mina de Aguablanca en el término municipal de Monesterio ha suscitado opiniones muy diversas en este municipio pacense. Tanto es así que en algunos de los establecimientos comerciales y restaurantes del municipio consultados por EL PERIODICO EXTREMADURA eran pocas las personas que querían manifestar su opinión al respecto.

La mayoría justificaba su silencio al respecto recordando los continuos conflictos políticos que a lo largo de los últimos años ha suscitado el tema en esta localidad de unos 5.000 habitantes, sobre todo por las continuas denuncias de los ecologistas en contra de este proyecto y por el impacto medioambiental que supuestamente tendrá en la zona.

Silencio institucional

El propio alcalde de Monesterio, José Antonio Calderón, denegó hacer cualquier tipo de comentario por consejo de sus abogados. Según manifestó, hasta que no se resuelvan los juicios que la empresa Río Narcea, propietaria del yacimiento, mantiene en los tribunales por temas de licencias de obras, licencias de actividades y acometida de agua y electricidad, no se pronunciará al respecto ante los medios de comunicación.

Por el contrario, los ciudadanos de a pie manifiestan sin dudarlo su satisfacción por la puesta en funcionamiento del yacimiento minero. Y es que confían en la repercusión que tendrá en la localidad en todo lo que se refiere a creación de puestos de trabajo, principalmente, crecimiento de la ciudad y de la economía.

Aún así, no son pocos los que consideran que la mina de níquel beneficiará más a otros pueblos del entorno, especialmente en lo relacionado con la generación de empleo.