Los avances en el campo del ADN han sido tan grandes que en la actualidad una muestra genética tiene la misma fiabilidad que una huella dactilar. No obstante, desde la Policía Científica muchas veces se ha reclamado la aprobación de una ley --actualmente existe un anteproyecto elaborado en 1995-- sobre perfiles genéticos que permita crear un archivo central de ADN, como lo hay de huellas y que, al mismo tiempo, proteja esos datos tan íntimos. Esto permitiría también identificar a cadáveres de personas desaparecidas.

La saliva de una mordedura, de una colilla o de un sello pueden llevar hasta el criminal. También un pelo, una gota de sangre o un pedacito de piel, como ocurrió hace tres años en la capital pacense. La ciudad estaba inmersa en los carnavales cuando en el polígono industrial El Nevero, en un almacén de frutas, entraron dos individuos armados y ataviados con monos y pasamontañas y redujeron al personal. Al parecer, los dos hombres buscaban al dueño para robarle el dinero que presumiblemente portaba, aunque el empresario no se encontraba en el almacén en esos momentos, por lo que decidieron esperarle.

ADN EN EL CUELLO DEL MONO

Poco después apareció el propietario de la empresa y fue abordado por los encapuchados, lo que originó un forcejeo que se saldó con un disparo en la cabeza y la muerte del empresario. Tras ello, los dos individuos se dieron a la fuga en el coche de una empleada y abandonaron el vehículo a medio kilómetro de la nave. Por el camino se fueron desprendiendo de las prendas que llevaban, los monos, los pasamontañas y los guantes, material que más tarde fue encontrado por miembros de la Policía Científica de Badajoz, quienes consiguieron extraer ADN del cuello de uno de los monos.

Una vez conseguida la muestra se introdujo en el banco de ADN de anónimos, denominado veritas , y se comprobó que el perfil genético se correspondía con otro perfil obtenido en un atraco a un banco en la Castellana en Madrid. La policía centró las investigaciones en dos individuos que fueron detenidos poco después en la comunidad madrileña. Una vez realizado el cotejo de análisis de ADN se verificó que correspondía a uno de ellos.

La muestra de ADN se obtuvo de las células epiteliales que quedaron depositadas en el cuello del mono. Los policías aislaron las células y consiguieron obtener el ADN nuclear, un método en el que los laboratorios policiales son punteros.

El caso de El Nevero es un claro ejemplo de la eficacia de la ciencia aplicada a la tecnología.