La norma extremeña fija en 180 días el máximo para que un paciente sea operado, dos meses para que le vea el especialista y un mes para ser sometido a una prueba diagnóstica. A partir de ahí y previa reclamación el SES debe ofrecer una alternativa, bien ser atendido en otro hospital público extremeño o bien ser derivado a un centro privado.

Aunque la información facilitada por la Consejería de Sanidad y Dependencia no incluye el número de pacientes que, a cierre de los datos, superarían los tiempos límite fijados por la ley, es fácil deducir que hay algunos que ya superar estos límites. Este sería el caso de las pruebas diagnósticas. Si los datos oficiales indican que la demora media para los 1.100 extremeños que esperan una resonancia es de 34 días (cuatro por encima del límite) se supone que muchos llevarán esperando ya más de un mes.

Otro tanto ocurriría con las ecografías, donde hay 6.000 pacientes en espera y la demora media es de 32 días. También en algunos casos en TAC, mamografías y endoscopias, donde el retraso medio es de 28 días.