Dicen fuentes socialistas que el nombramiento de Marcelino Iglesias comenzó a gestarse el 26 de septiembre. Ese día, en Zaragoza, durante el mitin de presentación de los candidatos aragoneses a las autonómicas y municipales de mayo, José Luis Rodríguez Zapatero dijo del presidente de Aragón: "Tiene por delante muchísima vida política para llevar a buen puerto el caudal que ha atesorado". Entonces, con Celestino Corbacho saliendo de Trabajo y varios dirigentes del partido pidiendo al jefe del Ejecutivo una reestructuración para ganar "peso político", la frase sonó a que Iglesias sería ministro. Pero el salto de Leire Pajín a Sanidad dejaba vacante la Secretaría de Organización del PSOE, y ese es el puesto que el jefe del Ejecutivo pensó para él.

Por su "caudal atesorado". El nuevo trabajo de Iglesias, que hasta mayo compatibilizará con una presidencia de Aragón que ha ostentado tres legislaturas, consiste en llevar el día a día del partido, gestionar los conflictos internos y decirle a las cámaras lo que piensa el PSOE. Y ahora que en las filas socialistas cunde el desánimo por su mal lugar en las encuestas y algunos líderes regionales han iniciado una tí- mida rebelión --Tomás Gómez en Madrid y José María Barreda en Castilla-La Mancha--, es necesario, coinciden destacados dirigentes, alguien dialogante, con peso regional y experiencia.

"Tiene un reconocimiento unánime en el PSOE por su manera de hacer las cosas y su trayectoria", dijo ayer de él Zapatero. "La remodelación busca trasladar el mensaje de que no tiramos la toalla, pero yo creo que, de todos los nombramientos, el de más calado es de Iglesias", dijo la vicepresidenta de la Cámara baja, Teresa Cunillera, que le conoce desde hace décadas.

Todas estas frases, salvo la de Zapatero, esconden cierta crítica a Pajín, que ha sufrido un notorio desgaste como número tres del partido en estos tiempos, tan difíciles para los socialistas. También se han deteriorado sus relaciones con el vicesecretario general del PSOE, José Blanco. Pero este tampoco se lleva bien con Iglesias últimamente.

Los roces entre Blanco e Iglesias comenzaron cuando el primero no logró persuadirle para que se presentara otra vez a las autonómicas, pero el pasado 8 de junio, en la cumbre de ministros de Transporte en Zaragoza, las cosas fueron a más. El aragonés abogaba por la travesía central pirenaica y entendió que el de Fomento apostaba por el corredor mediterráneo, así que durante su discurso agradeció el apoyo recibido de Francia y Portugal. No citó a Blanco. "Pero quien paga es el ministro español", dijo este, enojado, ante todos los presentes.