El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, intentó vender como una victoria la jornada vivida ayer en Cataluña, pese al fallido referéndum. Tras la intensa jornada, con 844 heridos, a las 22’30h de la noche comparecía Puigdemont y anunciaba el inicio de los trámites para proclamar la independencia, tal como marca la ley del referéndum. A finales de semana, el Parlamento catalán la podría proclamar. Veremos si, como apuntan algunos, vinculada a la celebración de elecciones... Además, la mesa por la Democracia convocaba de entrada un paro para este mediodía de 15 minutos y para mañana una huelga general todo el día.

«Nos hemos ganado el derecho a tener un Estado independiente que se constituya en forma de república. En consecuencia el Govern trasladará en los próximos días al Parlamento de Cataluña los resultados de la jornada para que actúe de acuerdo con lo previsto en la ley del referéndum», dijo el presidente de la Generalitat. Y añadía: «Hoy, tras la jornada de dignidad de millones de personas que lo han hecho posible Cataluña se ha ganado a pulso su soberanía y todo el respeto. Las instituciones catalanes han de implementar lo que han decidido los ciudadanos, para levantar dignamente y colectiva un país pacífico y democrático».

«Hoy Cataluña ha ganado muchos referéndums, el derecho a ser escuchados, a ser respetados y reconocidos, hoy millones de personas movilizadas haciendo frente a todo tipo de dificultades y amenazas habéis dirigido un mensaje al mundo: tenemos derecho a decidir nuestro futuro, a la libertad, y queremos vivir en paz sin violencia, fuera de un Estado que es incapaz de ofrecer una razón que no sea la de la imposición y la fuerza bruta», añadía.

Puigdemont comparecía con gesto serio rodeado de todos los miembros de su Gobierno y solemnizaba así el choque frontal vivido ayer entre las instituciones y buena parte de la ciudadanía catalana y las fuerzas policiales del Estado: «El estado ha escrito hoy una página vergonzosa en su historia de relación con Cataluña, tristemente no es la primera, demasiadas veces la represión y la violencia han sido la respuesta a las aspiraciones catalanas por parte del Estado».

PETICIÓN A LA UE / El presidente catalán también dirigía una petición directa a la UE: que actúe «con rapidez» y deje de «mirar hacia otro lado» ante la represión sufrida por los ciudadanos catalanes. «Los catalanes nos hemos ganado el derecho de ser respetados en Europa», proclamaba. Todo ello gracias a los resultados, que ofreceran en breve los consellers Turull y Romeva y el vicepresidente Oriol Junqueras al filo de la medianoche.

HUELGA GENERAL / De entrada, una de las primeras medidas tras la actuación policial de este domingo en numerosos puntos de votación fue la convocatoria por parte de la mesa por la Democracia (que agrupa sindicatos, entidades sociales, vecinales, organizaciones soberanistas) de un un paro este lunes de 15 minutos a mediodía y de un paro general mañana martes en protesta por lo sucedido en calles y plazas catalanas el domingo durante la celebración del referéndum.

El Gobierno catalán dijo haber sentido el apoyo de los catalanes desde antes de las 5 de la madrugada, hora que se llamó a los ciudadanos a acudir a los colegios electorales, y que contaba con la movilización ciudadana a favor del referéndum. Centenares de ciudadanos se concentraban frente a los puntos de votación. Ello fue utilizado por la Generalitat para decir que ya estaban triunfando, de tal forma que ya a las ocho de la mañana podían comparecer con gesto satisfactorio los consejeros de presidencia y exteriores con otro golpe de efecto: el censo universal, que significaba que los ciudadanos podían votar en cualquier colegio gracias a un sistema de recuento digital.

Una hora más tarde, coincidiendo con la apertura de los colegios, comenzaba a desplegarse la Guardia Civil y la Policía Nacional en colegios electorales de Barcelona y de otros puntos del país. Entonces el Gobierno catanán volvía a comparecer para denunciar las cargas policiales, que iban dejando un reguero de heridos por numerosas ciudades.

A partir de ahí empezaba una reacción de gran carga emotiva por parte de la Generalitat. No en vano el propio presidente Carles Puigdmeont no podiá votar en Sant Julià de Ramis, en su colegio electoral, porque había entrado la policía a actuar contra las urnas. Lo hacía en Cornellà de Terri pero posteriormente se desplazaba, emocionado, a Sant Julià. Y allí proclamaba que «la imagen exterior del Estado ha llegado a cotas de vergüenza que le perseguirá para siempre». Y la actuación de la gente de Cataluña a la hora de ir a votar, añadía, también «nos acompañará para siempre». «Lo que nos han hecho no tiene nombre», clamavan. La jornada terminó con la presencia de Puigdemont.