La seriedad en el proceso de reeducación de los maltratadores, los recursos cercanos, la coordinación y el compromiso de los profesionales sanitarios, judiciales, de los cuerpos de seguridad y de los servicios sociales, instituciones y organismos, y la forma de ser de los extremeños. Estos son cinco factores diferenciadores determinantes en que Extremadura sea la región con un menor índice de casos de homicidio en la pareja, según la directora del Instituto de la Mujer de Extremadura (Imex), M José Pulido.

Cinco factores a los que Pulido añade "la labor de todos los hombres y mujeres de Extremadura", que son claves en el desarrollo de mecanismos disuasorios de la violencia de género que han calado con mayor notoriedad que en otras comunidades. "A pesar de que se piense que en un entorno rural como Extremadura, perviven valores conservadores, las mujeres encuentran en sus proximidades ayuda. Existe un nivel de implicación de la sociedad extremeña y eso me enorguellece, aunque aún queda mucho por hacer", reconoce, tras 20 años de políticas de igualdad.

"El desarrollo de la ley integral de medidas contra la violencia de género es un hecho incuestionable" en la defensa de la mujer maltratada, "que se siente más segura en su entorno, con nuevas servicios como la teleasistencia o la pulsera de alarma", explica Pulido. En definitiva, señala la directora, "es el resultado de un trabajo de mucha gente". Y todo para "que quede claro que hay que denunciar y pedir ayuda porque podemos echar una mano".

También del personal de las Casa de la Mujer de Cáceres y Badajoz, que ofrecen servicios de acogida para casos excepcionales y espacios de formación social y consultas ambulatorias, entre otras. Ambos centros han asistido a un total de 50 mujeres en lo que va de año y a 55 hijos, y han recibido más de 10.000 consultas.

Falta mucho por hacer, dice Pulido, y es lo que opina también la vicepresidente de la Asociación Extremeña de Víctimas de Violencia de Género y Doméstica (Aviex), Libertad Armúa, que considera que la mujer extremeña aún mantiene una actitud "conservadora". "Se producen menos muertes porque la mujer aguanta más y protesta menos", explica.

Este colectivo, con sede en Don Benito, nació hace un año para "ser la mano amiga de la mujer y dar lo que no dan las instituciones, ese abrazo necesario", explica Armúa. Realiza terapias semanales y presta atención piscológica, jurídica y social. En la actualidad tienen un acuerdo con el Ayuntamiento de Don Benito y tres empresas locales, a las que se unirán dos más, que ofrecen empleo a las mujeres y una academia de formación que les da ventajas para "dejar de estar sometidas a un hombre por la dependencia económica a él".