Es una enfermedad crónica de carácter parasitario provocada por el protozoo Leishmania. En España afecta sobre todo a perros. No es contagiosa. Se trasmite a través de la picadura de un tipo muy concreto de mosquito, habitual en zonas de laderas bajas. El parásito ataca al sistema inmunológico destruyendo las células encargadas de eliminar los virus y bacterias dañinas para el organismo. Como el sida, debilita las defensas del animal hasta dejarle indefenso a otras enfermedades.