ALEMANIA

ALEMANIAEl poderoso sector del metal, por delante

La pandemia está poniendo entredicho muchos de los elementos que estuvieron fuera de discusión durante décadas en el modelo económico alemán. Uno de ellos es la duración de la semana laboral de los asalariados a tiempo completo y su impacto en la productividad. Por ello, en la actual ronda de negociaciones, la Unión Industrial de Trabajadores del Metal (IG Metall, el mayor sindicato sectorial de Alemania, que representa a casi cuatro millones de trabajadores de la industria) apuesta por una semana laboral de cuatro días, die Viertagewoche, como se conoce popularmente en alemán.

«Los empresarios y los comités de empresa tienen el mismo interés en conservar a los trabajadores especializados», dijo recientemente Jörg Hofmann, presidente de IG Metall, a la agencia DPA. Para ello, el sindicato considera que la jornada laboral de cuatro días es una buena opción en un momento de transición hacia un nuevo modelo productivo forzado por la actual pandemia del coronavirus y marcado por la digitalización y la automatización.

En aquellas empresas en las que la reducción de jornada (menos horas de trabajo, cuyo coste es asumido por el Estado a cambio de no despedir trabajadores) no es aplicable, la semana de cuatro días permite trabajar «menos y de forma más productiva», según argumenta Hofmann. La reacción de la patronal es, de momento, muy escéptica.

La propuesta de IG Metall, sin embargo, es difícil para sectores como los servicios, con una menor capacidad de negociación colectiva y con mucha precariedad laboral, informa Andreu Jerez.

FRANCIA

FRANCIAControversia recurrente con opiniones encontradas

La duración de la semana laboral es una cuestión recurrente en Francia. Hay opiniones para todos los gustos, desde quienes defienden su extensión a quienes prefieren mantener el statu quo o son partidarios de su reducción. La ley establece actualmente una semana laboral de 35 horas, pudiendo ascender hasta las 48 horas siempre con el visto bueno de los sindicatos.

En estos momentos, las secuelas económicas y sociales de la pandemia han relegado el asunto a un segundo plano, aunque el pasado mes de abril, en pleno confinamiento, el presidente del Movimiento de Empresas de Francia, Geoffroy Roux de Bézieux, quiso reabrir de nuevo el debate. «Tarde o temprano tendremos que plantearnos la cuestión de los horarios de trabajo para acompañar la recuperación y facilitar un crecimiento adicional», dijo. Las criticas no se hicieron esperar. Unos meses después, la ministra de Trabajo, Elisabeth Borne, descartó reabrir la caja de pandora. «La prioridad es la protección del empleo y la salud de los empleados», zanjó Borne en agosto, informa Irene Casado Sánchez.

ITALIA

ITALIAUna discusión periódica en papel mojado

Periódicamente en Italia se vuelve a hablar de la posibilidad de introducir la semana laboral de cuatro días, algo que hasta la fecha ha quedado siempre en papel mojado. El asunto se ha discutido de vez en cuando, pero no ha llegado a implantarse nunca por más vueltas que se le haya dado. De hecho, la última propuesta concreta de reducción de la jornada laboral a 35 horas fue hecha por el hoy extinto partido Refundación Comunista en los años noventa. Y no solo no triunfó, sino que además condujo a la caída anticipada del entonces Gobierno de Romano Prodi.

El rechazo a la propuesta, ha explicado recientemente Simone Fana, autor del ensayo titulado Tempo rubato (Tiempo robado), se entiende si se considera que «la idea predominante» ha sido que es necesario «trabajar más para producir más», y eso es lo que ha inspirado las últimas políticas económicas italianas en materia laboral, según el criterio de este analista.

Lo cierto es que esa reducción es hoy día «ya una realidad en muchas empresas, que recurren cada vez más al trabajo a distancia y al trabajo a tiempo parcial», aunque sin garantías de que se cumpla realmente esa reducción de jornada, añade Fana.

De aplicarse esta nueva regla, se cumpliría la idea de Giovanni Agnelli, el fundador de la famosa Fiat, que en el año 1933 ya defendía la fórmula de «trabajar menos, trabajar todos».

«La reducción proporcional y general de la horas de trabajo resuelve equitativamente el problema de la distribución del trabajo», opinaba Agnelli, informa Irene Savio.

REINO UNIDO

REINO UNIDOCuestión de supervivencia en tiempos de crisis

La crisis del covid también ha reavivado el debate de la jornada laboral de cuatro días en el Parlamento británico. En principio, el Gobierno conservador de Boris Johnson está en contra. Durante la campaña electoral de diciembre criticó a la oposición laborista, que en su programa llevaba la introducción paulatina de la jornada de 32 horas sin reducción salarial. Los conservadores descalificaron el plan argumentando que «lesionaría» la sanidad pública. La gran patronal también lo rechazó. La actual dirección del laborismo, más moderada, no ha suscrito la reducción de jornada.

En junio, un grupo de diputados de todos los partidos pidió que se valorara la jornada de cuatro días poscovid como «herramienta para recobrarse de esta crisis». Johnson debe recordar que fue Margaret Thatcher la que impuso esa jornada reducida en los años 80 para combatir la recesión de la época. Y en los 70, durante la primera crisis del petróleo, otro primer ministro conservador, Edward Heath, introdujo la semana de tres días para ahorrar energía, informa Begoña Arce.