Son pocos pero también los hay. En 16 pueblos extremeños no solo no se han engrosado las listas del paro en estos dos últimos años sino que han tenido la fortuna de que estas hayan disminuido. Solo uno de ellos, Esparragosa de Lares, supera los mil habitantes. Su alcalde es Basilio Redondo y reconoce que esta disminución no obedece a que "se esté haciendo ninguna acción especial por parte del ayuntamiento". La atribuye más bien a que en esta localidad no ha habido problemas con el ladrillo. "Aquí hay cuatro empresas de la construcción y todas están a tope, lo que prueba que antes no hubo ningún boom ", sostiene. Precisamente "la construcción, la agricultura, y el antiguo PER" son las tres principales fuentes de ingresos para los habitantes de esta localidad, donde "la situación es prácticamente normal", a pesar de la crisis. "No vamos a decir que la cosa sea para tirar cohetes, pero aquí la gente está medio regular", sostiene Redondo, que incluso considera que de los 106 parados inscritos en la localidad, más de uno sigue en las listas simplemente porque "no quiere trabajar. Estamos seleccionando gente para el plan de empleo y hay algunos que lo rechazan", dice.

Otras poblaciones con una caída sustancial (porcentualmente) del desempleo son El Carrascalejo (85 habitantes), que ha bajado a la mitad su tasa de paro (de dos a cuatro personas), Carrascalejo, que lo ha hecho en un 26,6% (de 15 a 11) y Acehúche. En esta última, se ha pasado de 45 parados a 34 (-24,4%). "Aquí que yo sepa no se ha ido nadie a la calle, quizás algún trabajador una temporada, pero luego se le ha vuelto a coger", dice Constantino Julián, alcalde de Acehúche, una localidad de unos 850 habitantes en la que "la crisis no se está notando prácticamente nada". En este municipio hay varias empresas de elaboración de quesos y embutidos que, igual que "las pequeñas empresas de la construcción" y la mina de feldespato que hay en su término municipal están consiguiendo mantener los niveles de empleo. Constantino Julián apunta, además, que en Acehúche, a diferencia de otras localidades de la zona, eran pocos quienes salían fuera a trabajar en la construcción, por lo que apenas se ha notado el frenazo de este sector.

En ninguna de las poblaciones extremeñas de más de cinco mil habitantes disminuyó el paro entre julio del 2008 y el mismo mes del 2010. La localidad que registró un mejor comportamiento dentro de este grupo fue Campanario, donde apenas subió un 0,37% (dos personas), seguida de Alburquerque (9,15% y 53). El alcalde de este municipio pacense, Angel Vadillo, explica que se ha podido contener la subida del paro "fundamentalmente gracias a que hemos hecho mucha obra pública". Vadillo explica que "gente que llevaba años sin pedir trabajo" en este municipio, "porque estaban en obras de Cáceres o Badajoz", han vuelto a demandar un empleo en la localidad. "Hemos tenido que hacer un gran esfuerzo", agrega el responsable de este ayuntamiento, que cada mes mantiene en nómina a "entre 250 y 300 trabajadores".

Entre otros proyectos, durante estos años se han construido una residencia geriátrica, un centro especial del niño y una piscina climatizada, y se ha ampliado la guardería, unas iniciativas que, una vez finalizadas, han generado más de una veintena de puestos de trabajo.