El líder del PP, Mariano Rajoy, afirmó ayer que el Estatuto de Cataluña "es parte del precio que Zapatero debe pagar para que le aprueben los Presupuestos y le permitan seguir gobernando", y agregó que "la razón pide" devolver el texto a sus autores para proceder a una "nueva redacción" acorde con la ley.

Durante su intervención ante el pleno, Rajoy aseguró que se trata de "una de las constituciones más extensas, pormenorizadas y metomentodo que se han visto en toda la historia del Derecho Constitucional".

Resaltó que el Estatut "choca con la Constitución, es incompatible con ella y no se puede aplicar sin quebrarla", y opinó que el jefe del Gobierno "apadrina el desvarío" y "ha traído un proyecto inconstitucional a sabiendas", en referencia a la definición de Cataluña como nación. Subrayó que el PP está "abierto al diálogo y al acuerdo" con todas las fuerzas parlamentarias y, especialmente, con el PSOE.

Explicó que la "voluntad de diálogo" del PP contempla tres "posibilidades honorables de acuerdo", la primera sería devolver el Estatut a sus autores para que "procedan a una nueva redacción acorde con la Constitución". "Si no desea devolverlo, la única alternativa libre de sospecha es tramitarlo como una reforma constitucional", aseveró Rajoy en relación a la segunda posibilidad.

La tercera, continuó el líder popular, es establecer un "procedimiento para la tramitación de los estatutos de autonomía sobre la base del consenso constitucional".

VOLUNTAD DE ACUERDO Aseguró que si no se acepta ninguna de estas propuestas el PP entiende que no existe "voluntad de acuerdo, al menos dentro de la ley", y precisó que en ese caso "por primera vez en la historia de nuestra democracia puede ocurrir que un Estatuto de Autonomía se apruebe de espaldas al consenso constitucional".

"Si yo estuviera en el lugar de Zapatero, lo pensaría despacio antes de dar ese salto en el vacío", opinó Rajoy, quien adelanto que el Grupo Parlamentario Popular "no está dispuesto a servir de coartada en este fraude ni a legitimar la ilegalidad".

Rajoy volvió a utilizar el Plan Ibarretxe para justificar la posición de su partido. "Si no se admitió el Estatuto del señor Ibarretxe, ¿por qué se debe admitir el del señor Maragall?".

La diferencia, continuó, es que si Zapatero no asegura el trámite del Estatuto catalán "no puede gobernar", y aseguró que "es parte del precio que el jefe del Gobierno debe pagar para que le aprueben los Presupuestos y le permitan seguir gobernando".

Por todo ello aseveró que "lo que pide la razón" es "devolverlo para que lo corrijan sus autores de acuerdo con la ley".

"La pregunta que surge inmediatamente es si el arreglo que se nos promete será posible o estamos ante una ficción de firmeza, un artificio, una comedia para salir del paso", cuestionó.

Se dirigió al resto de CCAA para que este "sarampión" no se extienda. "Con la Constitución en la mano, no cabe error sobre quién posee un poder original y quién disfruta un poder delegado", manifestó Rajoy, quien precisó que "los españoles forman una nación soberana" porque "así lo decidieron en 1978".

"El concepto constitucional de nación está indisolublemente unido a la soberanía", apostilló Rajoy, quien dijo que no puede ser que este concepto "se pacte o se le busquen apaños" para "integrar el independentismo en la Constitución".

Tras afirmar que el texto "no admite arreglos parciales" porque debe modificarse su "espíritu total", afirmó que el discurso de Zapatero le ha dejado la "intranquilizadora impresión" de que "está más preocupado por que el trámite parlamentario no fracase que por sus consecuencias".