El candidato del Partido Popular, Mariano Rajoy, fue investido ayer presidente del Gobierno por mayoría simple al conseguir 170 votos a favor, del PP, Ciudadanos, CC, Foro y UPN, 111 en contra y 68 abstenciones de socialistas. Diez meses después de las elecciones del pasado diciembre vuelve a haber presidente. En contra votaron Unidos Podemos, ERC, PNV, PDECat, Compromís, Bildu y Nueva Canarias, así como 15 diputados socialistas, mientras que 68 se han abstenido. Rajoy se ha sometido a dos debates de investidura y cuatro votaciones desde las elecciones del 26 de junio.

En la sesión de ayer sólo había 349 diputados, después de que el exlíder del PSOE Pedro Sánchez presentara ayer al mediodía su renuncia al escaño y no hubiera tiempo material para que tomara posesión del acta --si acepta-- la siguiente en la lista por Madrid, la concejala del Ayuntamiento madrileño Carlota Merchán.

La dimisión de Sánchez, paradójicamente, suponía que a Rajoy le hubieran bastado diez abstenciones --y no once-- para ser investido, aunque finalmente ha cosechado 68, todas ellas del grupo socialista. Se saltaron la disciplina de voto los siete diputados del PSC --Meritxell Batet, Manuel Cruz, Lídia Guinart, José Zaragoza, Mercé Perea, Marc Lamuà y Joan Ruiz-- y los parlamentarios Margarita Robles, Zaida Cantera, Sofía Hernanz, Pere Joan Pons, Odón Elorza, Susana Sumelzo, Rocío de Frutos y María Luz Martínez Seijo.

Dos diputadas cercanas al dimitido Pedro Sánchez que formaron parte de su Ejecutiva, la murciana María González Veracruz y la asturiana Adriana Lastra, utilizaron la fórmula «por imperativo, abstención», para acatar la resolución de su partido, pero a la vez dejar constancia de su disconformidad. Lídia Guinart fue la primera diputada socialista en rebelarse contra la disciplina de grupo votando «no», mientras que las abstenciones de este grupo habían comenzado poco antes de la mano del navarro Jesús Fernández Díaz.

POCAS SORPRESAS/ Pocas sorpresas había en el sentido del voto del resto de diputados. Rajoy cosechó el respaldo favorable de los 134 del PP, a los que ha sumado los de UPN y Foro, con los que se presentó en coalición en las elecciones del 26 de junio. También votaron a favor los 32 representantes de Ciudadanos y la única parlamentaria de Coalición Canaria. En contra, como era de esperar, los 67 de Unidos Podemos, los 9 de ERC y los 5 del PNV, así como otros 15 del grupo mixto (8 del PDECat, 4 de Compromís, 2 de Bildu y 1 de Nueva Canarias), y los 15 citados del PSOE.

En su discurso, Rajoy avisó a los socialistas que gobernará con su programa y les reclamó «madurez» para permitir que el Ejecutivo gobierne. «España necesita algo más que una simple investidura. Necesita un Gobierno que esté en condiciones de gobernar. No de ser gobernado, sino de gobernar», avisó. Con la advertencia de que una cosa es «dialogar» y abrirse a pactos y otra «ser gobernado», Rajoy incidió en una idea que ha estado dejando en el aire durante toda la semana en el Parlamento: que él, y sólo él, tiene en su mano poder volver a convocar elecciones a partir del próximo mes de mayo, una opción que al menos actualmente parece que sólo interesaría con claridad a los populares, según los sondeos.

Y para recalcarlo, utilizó un tono mucho más tajante que los pasados miércoles y jueves y decidió que dos tercios de su discurso estuvieran dedicados a lanzar avisos y advertencias a los abstencionistas y a los que se han declarado dispuestos a avalarle, como Ciudadanos. Esto, unos minutos antes de lograr la reelección. Su elección tendrá que ser comunicada al Rey y publicada en el BOE, como preámbulo a su jura oficial del cargo. A continuación llegará la elección de su Consejo de Ministros, que según parece se tomará con su habitual calma: los designará públicamente el próximo jueves para que puedan jurar el viernes.

CHEQUE EN BLANCO/ «Yo no pido un cheque blanco. Me limito a reclamar un gobierno, que no es lo mismo. Hoy no concluye esta historia. Hoy comienza. Trazamos el camino del futuro». El líder del PP aseguró que no «renunciará» a dos cosas: la soberanía nacional y los compromisos con Europa.

Dicho esto, insistió en que sabe interpretar lo que los españoles le han querido decir en las urnas y que se esforzará por trazar consensos, lo que no es sinónimo, alertó, de que pueda existir un Ejecutivo con «varios criterios» o que se vaya a dedicar a «domoler» su legado, especialmente en lo que concierne a empleo y economía. Finalmente, hizo hincapié en que en cuestiones como el cumplimiento con los compromisos con Europa o la elaboración de unos presupuestos, además del control del déficit, será donde primero busque el apoyo de los grupos parlamentarios. Nuevamente, aviso para un PSOE que pasa por delicadísimos momentos.

Tras ser elegido presidente, en el pasillo del Congreso, Mariano Rajoy atendió brevemente a los medios de comunicación para agradecer el apoyo a sus votantes y a su «equipo». Insistió en que espera que el apoyo de Ciudadanos y de la dirección del PSOE no se quede solo en la investidura y que puedan «trabajar de manera conjunta», como se hace, apuntó, en otros países de Europa en los que no es costumbre las mayorías absolutas.

La tercera sesión de investidura para desbloquear la gobernabilidad de España se celebró ayer con miles de personas a las puertas del Congreso, donde se celebró pacíficamente la manifestación ‘Rodea el Congreso’ convocada por la Coordinadora 25-S en protesta contra la que calificaban de «investidura ilegítima» de Rajoy, ya de nuevo, presidente. H