Casi se trató de una nueva versión del "váyase, señor González", aunque con mejor talante. El presidente del PP, Mariano Rajoy, consideró ayer que el jefe del Ejecutivo no ha paliado con ninguna de sus medidas adoptadas el fondo de la crisis económica. "Si no está capacitado o dispuesto a dar soluciones o a contribuir a ellas, al menos deje de ser parte sustancial del problema", le espetó. Para Rajoy, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero no aborda los principales problemas de la economía española, que se centran en el déficit exterior. Pero el argumento sobre la falta de efectividad de las medidas del Gobierno lo compartió el grueso del arco parlamentario.

Con cautela, con la intención de arrimar el hombro y buscar soluciones conjuntas, pero siempre que el Gobierno recoja sus propuestas, Rajoy reiteró a Zapatero la necesidad de que el presupuesto del próximo año no crezca por encima del 2% y que contenga el gasto. Para sostener su tesis, a Rajoy le cayó un dato desde Bruselas en el mismo momento en el que había acabado su primera réplica al presidente y que recuperó en su segunda intervención. El anuncio de la Comisión Europea de que España entrará en recesión en el segundo semestre del 2008 le llevó a asegurar que Zapatero "ha perdido su credibilidad".

DEFICIT EXTERIOR Fue un cruce de datos macroeconómicos entre Rajoy y Zapatero. El líder del PP hizo suyo el discurso del expresidente José María Aznar, según el cual el PP dejó una herencia económica insuperable al PSOE en el primer mandato de Zapatero. Rajoy incidió en que el PP comenzó a gobernar con una tasa de paro del 23% y unos tipos del 11%, y que con sus medidas se consiguieron "los 10 mejores años de la economía española". Con ese crédito, y aunque Zapatero le recordó que la población activa ha aumentado desde entonces de forma notable y que hay ahora mismo "20 millones en el mercado laboral", el líder del PP insistió en que la crisis no se puede explicar solo por la coyuntura internacional.

El resto de grupos parlamentarios incidieron en que las medidas adoptadas por el Gobierno han sido deslavazadas, o directamente equivocadas, como la deducción de 400 euros del IRPF. Fue, sin embargo, Josep Antoni Duran Lleida, el presidente del grupo de CiU, el que aportó un paquete de políticas que gustaron a Zapatero, quien se comprometió a estudiarlas. Pero Duran reaccionó con virulencia cuando Zapatero le reprochó que el tema de la financiación autonómica haya centrado la confrontación partidista en Cataluña. Lo negó Duran. Esa unidad catalana fue defendida también por los diputados de IU-ICV y ERC Joan Herrera y Joan Ridao. Este calificó las políticas de Zapatero de "efectistas". Y le reprochó especialmente la deducción de los 400 euros del IRPF, al entender que Zapatero no puede sacarse "más conejos de la chistera" y que con esa política ha eliminado el superávit del Estado.

Josu Erkoreka del PNV, consideró como meros "gestos a la galería, inconexos e improvisados", las medidas del Gobierno. Pero mantuvo luego una actitud colaboradora.