Mariano Rajoy recibió ayer una llamada del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, confirmando que habría adelanto electoral, tal y como él y sus compañeros del PP llevan meses exigiendo. El líder de los populares, que se medirá el 20-N con el socialista por tercera vez consecutiva en unas generales (hay consenso en el PP sobre que esta es su última bala y que tiene todos los elementos a su favor para acertar el tiro por fin), está satisfecho con la noticia. Y no lo oculta.

La sonrisa que lució ante los periodistas --un gremio que no es precisamente su preferido-- le delataba. "El adelanto electoral es lo que la mayoría de los españoles deseaban desde hace mucho tiempo. Ahora los españoles son protagonistas. Las elecciones son el impulso necesario para salir de la situación en la que nos encontramos", dijo. En este sentido, confirmó que pedirá el voto desde la "moderación y la concordia" a todos los españoles, también a los que no son votantes del PP, y que, si gana, hará reformas para salir de la crisis sin recortes sociales.

Rajoy apostó por recuperar la ley de déficit cero, lo que endurecería las condiciones actuales y dejaría la regla de gasto pactada entre las comunidades y el Gobierno en un gesto. El presidente del PP se mostró cordial con los Ejecutivos autonómicos, ya que mostró su disposición a aplazar 10 años la devolución de los anticipos que recibieron a cuenta y que en principio deben entregar en el 2012.

MAS LIQUIDEZ El argumento del jefe de la oposición para justificar esta decisión fue que esta cuestión no influye en el déficit público y que el aplazamiento ayudaría a una mayor disposición de tesorería y liquidez. Asimismo, mantuvo su compromiso de pagar lo que se deba a las comunidades autónomas por el fondo de competitividad.

Rajoy calificó el actual de "año perdido" y vaticinó que el Gobierno que salga de las urnas en noviembre deberá asumir una tarea "muy difícil" pero también consideró que el nuevo Ejecutivo central contará con la confianza de los españoles, lo que juzgó "una notable mejora". El líder popular afirmó que si llega a la Moncloa el suyo será un Gobierno "creíble, previsible y solvente" y subrayó la necesidad de gobernar con otra actitud: "Es indispensable que la vida política recupere la concordia y por eso aspiro a gobernar desde el centro, la moderación y el diálogo".

Rajoy defendió como retos principales la modernización del sector público, la regeneración institucional, una política exterior que otorgue a España el protagonismo que en su opinión le corresponde, la garantía de las políticas sociales y de los servicios públicos y un sistema educativo con igualdad de oportunidades. Quitó importancia al incremento de la ocupación que Zapatero destacó y aseguró que reducir el paro será para él un objetivo central. Sobre la visión internacional de la economía española, advirtió de que es "imprescindible" un nuevo Gobierno que dé credibilidad.

Rajoy reunirá a su comité de dirección los días 19 y 29 de agosto. Una de las reuniones será en Madrid y la otra aún no tiene sede. El PP aprobará su programa electoral en una convención nacional los días 7, 8 y 9 de septiembre en Málaga.