Cementera y siderúrgica, ambas del Grupo Alfonso Gallardo, son las industrias de la región con mayores emisiones de CO2. El responsable de Medio Ambiente de la compañía defiende y explica la gestión de estos residuos.

--¿Cómo controlan en el Grupo Gallardo las emisiones de CO2? --A través del control de entrada de las materias primas que puedan generar CO2, como son los carbones, gas natural y gasolinas. Se pesan, se miden y se registran.

--Parece fácil falsear los datos. --Es imposible. Igual que no se falsifican datos de facturación o contabilidad porque son auditados, también lo son los de emisiones.

--¿Quién vigila el proceso? --Se realiza una inspección anual con un organismo independiente acreditado por ENAC, que es el organismo designado por la Administración nacional para evaluar la competencia técnica. En nuestro caso AENOR es el encargado de realizar el informe anual y para ello visita de forma periódica las plantas del grupo. Además, ese informe se envía a la Dirección General de Medio Ambiente de la Junta para su evaluación.

--En 2008 han aumentado las emisiones de la siderúrgica, que ha sido ampliada, y se han reducido las de la cementera. ¿Qué medidas están aplicando para reducir la producción de CO2? --Es un objetivo prioritario para nosotros y como principal medida estamos mejorando y optimizando todos sus sistemas productivos con el fin de disminuir el consumo de energías. Pretendemos ser más eficientes energéticamente, es decir, mantener los niveles de producción reduciendo el uso de energías y por tanto, las emisiones de CO2.

--¿Se han planteado comprar derechos de emisión? --Hasta ahora lo que hemos hecho es conocer cuál es el funcionamiento de este nuevo mercado de emisiones, viendo que hay intermediarios o profesionales que se dedican a él, al igual que ocurre en la bolsa y que en ocasiones puede ser rentable y en otras no.

--Los ecologistas les han acusado de ser el principal emisor de hexaclorobenceno, un compuesto que puede resultar tóxico. --Siderúrgica Balboa no lo genera, no es un contaminante de esta actividad. La aparición de hexaclorobenceno en el primer informe EPER fue por un error de la plataforma de gestión informática de EPER España y la propia Comisión Europea publicó una corrección que los ecologistas, por supuesto, nunca han reconocido.