La Rede de Alta Velocidade (RAVE), organismo público luso responsable de la construcción de las líneas de alta velocidad, elaboró un informe, difundido en mayo, en el que indicaba que la línea entre Madrid y Lisboa en su tramo portugués no podrían estar concluidas en el 2010. La RAVE daba como plazo más posible de finalización el 2013, pero sólo en el caso de que las obras arrancasen en el 2007. El Gobierno de Portugal reconoció que había retrasos.

Al margen de que los retrasos en la puesta en marcha de la alta velocidad suponen una pérdida de expectativas en cuanto a posibilidades de desarrollo en los territorios, también pueden acarrear problemas de financiación de las propias obras. Así, la línea Madrid-Lisboa está dentro de las redes transeuropeas del transporte, prioritarias para la UE y que cuentan con fondos de Bruselas. Estos fondos se perderían si la obra no está terminada en el 20102.