Pese a que han transcurrido ya dos décadas desde que España y Portugal firmaron el Tratado de Schengen, que permite la libre circulación de ciudadanos de la Unión Europea por los países miembro, actualmente prevalecen determinadas fronteras entre Extremadura y las regiones lusas limítrofes de Alentejo y Centro. Los múltiples proyectos de cooperación transfronteriza desarrollados entre unos y otros no han podido aún para derribar determinadas barreras; por ejemplo, en el ámbito laboral. Tan Solo un dato: apenas 200 extremeños trabajan de forma continuada en el país vecino.

Realmente se trata de una cifra muy baja si se tienen en cuenta determinados factores. Entre ellos, por ejemplo, el potencial atractivo que para los residentes en la comunidad autónoma podría tener el mercado laboral portugués, un escenario de trabajo que durante los años de bonanza ha rondado el pleno empleo y que aún hoy, con la grave crisis económica que sufre el país, mantiene tasas de paro entre dos y tres veces más bajas que las españolas. De hecho, según los últimos datos publicados por los institutos nacionales de estadística de los dos Estados, el índice de desempleo en Extremadura alcanza ya al 23% de la población activa de la comunidad autónoma, frente al 11,6% en el Alentejo y el 7,4% en la región Centro, los dos territorios portugueses limítrofes.

Esta otra circunstancia, la proximidad, el ser zonas limítrofes, también deberían alentar, en teoría, la movilidad laboral entre ciudadanos de una y otra nacionalidad. Sin embargo, eso no ocurre. Es más, hay tantos contratos de extremeños en Portugal como de extremeños en la provincia canaria de Las Palmas, pese a que el archipiélago se encuentra a más de 1.760 kilómetros de distancia --con el océano Atlántico de por medio--.

MAS MOVILIDAD PORTUGUESA Lo cierto es que el trasvase de mano de obra, de acuerdo con los datos que manejan las administraciones públicas, es más fluido en un sentido que en otro. En Extremadura trabajan unos 1.500 portugueses y 56.000 en toda España (frente a 4.000 españoles en Portugal). ¿A qué se debe esto?

Los servicios públicos de empleo y los gobiernos territoriales de las comunidades autónomas y regiones limítrofes de un país y otro vienen trabajando desde el año 2008 en una iniciativa de cooperación que pretende, precisamente, detectar cuáles son esas barreras e incentivar la movilidad laboral transfronteriza. El proyecto se llama Ibermovilitas y, entre otros resultados, ha permitido identificar algunos de los obstáculos que el mercado laboral ibérico plantea a los ciudadanos que quieren trabajar en el país vecino.

Así, los técnicos han podido corroborar, a través de un estudio realizado por la consultora Doop con ayuntamientos, oficinas de empleo, empresarios y organizaciones sociales de ambos lados de La Raya, que el nivel de contratación de los trabajadores extremeños en empresas portuguesas, y viceversa, es bajo. De los 80 empresarios extremeños y alentejanos consultados para este proyecto, apenas un 9% reconocía haber tenido en los últimos años