La intención del Gobierno de extender su política de igualdad incluso a la filiación de las personas se encontró ayer con el rechazo de buena parte de los grupos de la oposición, que coinciden en señalar que se trata de una reforma "residual" e "innecesaria", que puede conllevar la desaparición de los apellidos que empiecen por las últimas letras del alfabeto. La nueva reforma del registro civil propone que, como hasta ahora, los padres elijan el orden de los apellidos de sus hijos. Sin embargo, si no hay acuerdo, la modificación establece que deje de prevalecer la identificación paterna sobre la materna. En aquellos casos, cabe suponer que extraordinarios, en los que los progenitores no logren pactar el orden de los apellidos del bebé, estos se decidirán por orden alfabético.

El Ejecutivo y el PSOE defendieron el cambio con el argumento de que supone una conquista social y jurídica armónica con el principio de igualdad. El ministro de Justicia, Francisco Caamaño, se mostró convencido de que servirá para ±hacer valer la igualdad que establece el artículo 14 de la Constitución, aunque puntualizó que solo se recurrirá a la ruleta del abecedario en los "casos excepcionales" en los que no haya acuerdo o no se haga constar el orden de los apellidos en la solicitud de inscripción.

LA LIBERTAD "Creemos que proponemos algo muy razonable al afirmar la libertad de los padres. En segundo lugar, si ellos no ejercen esta libertad, reforzamos el principio de igualdad entre el hombre y la mujer en la aplicación de la ley", resumió el portavoz socialista en el Congreso, José Antonio Alonso.

En el caso de que solo exista un progenitor, porque la madre o el padre han recurrido, por ejemplo, a la adopción o a la inseminación artificial, el hijo llevará los dos apellidos de este, en el orden que quiera. Hace cinco años se derogó la obligación para las madres y padres solteros de hacer constar el nombre de su pareja, lo cual les forzaba a inventárselo. Ahora ya pueden dejar esta parte de la inscripción en blanco. Por último, si el menor ha sido abandonado, el proyecto prevé que se haga constar un nombre y dos apellidos de uso corriente con el fin de identificar al niño, tal como marca la ONU, que establece que todos los menores tienen derecho a un nombre.

LA NOVEDAD El proyecto fue aprobado por el Consejo de Ministros el 23 de julio, si bien en aquel momento el Ministerio de Justicia no publicitó los cambios introducidos en la filiación y se centró en lo más novedoso de la norma: que dejarán de expedirse los tradicionales libros de familia, sustituidos por certificaciones registrales personales a las que se tendrá acceso a través de internet.

El proyecto está en fase de enmiendas en el Congreso y todavía no ha sido debatido en Comisión de Justicia. Sin embargo, parece difícil que aúne el consenso alcanzado en 1999 para que los padres pudieran elegir el orden de los apellidos. De entrada, Mariano Rajoy anunció ayer que "dará la batalla" contra el fin de la primacía paterna, mientras que la portavoz popular en el Congreso, Soraya Sáenz de Santa María, señaló que es un tema que no preocupa a los españoles. El PP recordó que a partir de los 18 años cualquier español puede alterar el orden de sus apellidos.

La izquierda tampoco aplaudió una reforma que, en opinión de Gaspar Llamazares, puede conllevar ±consecuencias chuscas, como que desaparezcan determinados apellidosO que comiencen con las últimas letras del apellido. ±No tenemos problema con que se abra el debate pero es una preocupación menorO, añadió el diputado de IU.

TEMA RESIDUAL CiU, ERC y PNV coincidieron en que se trata de una modificación "residual". Los convergentes catalanes no se opondrán, si bien apostaron por que se busque el consenso, mientras que el PNV considera que en caso de conflicto, debería resolver el problema un juez o un mediador en lugar de un sistema aleatorio como el orden alfabético.

Organizaciones conservadoras de defensa de la familia como el Foro de la Familia o Hazte Oír no quisieron entrar a rebatir un cambio legal que en su opinión solo se aplicará en casos anecdóticos.