Uno de cada cuatro litros que pasan de las potabilizadoras extremeñas a la red de distribución de las poblaciones no llega nunca a los grifos. El agua que se pierde viene tanto de averías por rotura de tuberías como de pequeñas fisuras que provocan filtraciones al subsuelo. En el primer caso, y pese a la espectacularidad de las consecuencias, las pérdidas son relativamente pequeñas, ya que la avería se detecta rápidamente y se cierran las llaves de paso evitando que el agua siga saliendo.

El problema más grave es el de las pequeñas pero continuas filtraciones, muy difíciles de detectar y que suelen ignorarse porque el coste de la localización y reparación es mucho mayor que el del agua que pueda estar escapando.

Este goteo supone la pérdida anual de casi 31.000 millones de litros de agua en Extremadura. Es decir, por fugas en la red se va tanta agua como consumen los hogares extremeños en seis meses.

Fuentes consultadas por EL PERIODICO coincideron en apuntar a la falta de inversiones en renovación de las redes como principal culpable de la situación.

Por estas fugas escapan anualmente 22 millones de euros en agua no facturada por las empresas de distribución, ya que no llega a los contadores.

El dato más preocupante es que estas perdidas se han incrementado en 14.000 millones de litros en los últimos cinco años en la región. En términos relativos el porcentaje de agua perdida sobre el total puesto en la red ha crecido diez puntos en Extremadura. En la media nacional, por contra, las fugas han mermado tres puntos porcentuales, aunque aún rondan el 18%.

En todo caso, Extremadura lidera el ránking nacional de pérdidas de agua a través de la red, seguida a dos puntos por Valencia. Por contra, en Madrid apenas se escapa el 6% del agua, 20 puntos menos que en Extremadura.