La reforma de la OCM del vino fue aprobada a mediados de esta semana por los ministros de Asuntos Exteriores de la UE, que se limitaron a rubricar el acuerdo alcanzado en diciembre pasado por los titulares de Agricultura. La nueva regulación mantiene el presupuesto de la UE para el sector del vino (1.268 millones anuales), pero cambia la forma de repartirlo, ya que se dividirá entre una partida para fomentar el arranque en las zonas menos competitivas y sobres nacionales , que cada Gobierno distribuirá según su criterio.

La UE obtiene 185 millones de hectolitros de vino al año, con Francia (53), Italia (50) y España (45), como principales productores; estos países son también los tres primeros vinícolas del mundo. El objetivo de la reforma es fomentar el abandono voluntario de 175.000 hectáreas de viñedo en áreas menos competitivas, mediante ayudas que serán más altas en 2009 e irán bajando de importe en años posteriores.

Los países podrán limitar el abandono de viñas cuando suponga el 8% de la superficie vitícola total nacional o el 10% de la extensión total de viñedo de una región. Asimismo, la nueva normativa permite que los países puedan mantener cuatro años apoyos parecidos a los actuales, como la destilación de crisis, las ayudas al mosto para enriquecer el vino o a los viticultores que destinen su vino a destilación para alcohol de uso de boca (usado para brandy o licores).

La normativa permite que los países dentro de sus sobres nacionales puedan financiar medidas como la promoción en países terceros, reconversión del viñedo, reestructuración de las viñas, cosecha en verde y medidas de gestión de crisis.

Por otro lado, la nueva regulación introduce en el cultivo de las viñas el pago por hectárea o superficie, independiente de la cantidad cosechada.