La respuesta de Extremadura a la llegada masiva en cayucos de menores inmigrantes en las últimas fechas a las playas canarias no se ha hecho esperar. El ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, solicitó el pasado sábado la colaboración de las comunidades autónomas con Canarias, donde han llegado en lo que va de año 4.557 inmigrantes irregulares procedentes de Africa, de los cuales 368 son menores de edad no acompañados. Esta cifra, aún siendo menor que la del 2007 por las mismas fechas, ha desbordado las instalaciones del Gobierno canario, que carece de los medios para tutelar a los más de 1.200 niños que actualmente tiene bajo su guarda.

Como ya ocurriera en los dos años anteriores, Extremadura ha salido al paso de la situación y se ha ofrecido para acoger al máximo número de menores que sus instalaciones le permiten. Según explicó a EL PERIODICO la directora general de Infancia y Familia de Extremadura, Nuria Sánchez Villa, en esta ocasión no podrán, al menos de momento, desplazarse hasta los centros de acogida y los pisos tutelados en la región más de 15 menores, puesto que las instalaciones ya están ocupadas por otros 69 chicos de entre 10 y 21 años llegados a Extremadura procedentes de Canarias desde el año 2006.

LA MAS SOLIDARIA. Lo cierto es que la extremeña ha sido, según Sánchez Villa, la región "más solidaria" con Canarias desde que comenzara la llegada masiva de inmigrantes a las islas. En concreto, a Extremadura han llegado en torno a un centenar de chicos en esta situación, de los aproximadamente medio millar que fueron repartidos por el resto de comunidades autónomas que decidieron colaborar con el Programa especial para el traslado y atención de menores extranjeros no acompañados desplazados desde Canarias puesto en marcha por el Gobierno español.

La directora general de Infancia y Familia extremeña mostró su "rabia" por no poder ofrecer un número mayor de plazas en esta ocasión. Sin embargo, avanzó que ya está en contacto con el Gobierno canario para tratar de ampliar la ayuda extremeña a la situación de estos menores.

Esta colaboración podría pasar por la participación de diferentes asociaciones y colectivos extremeños que trabajan habitualmente con la Junta de Extremadura. De este modo, los chicos podrían ser acogidos en los pisos tutelados que estas organizaciones tienen distribuidas por la región. Para ello, las administraciones canaria y extremeña están estudiando nuevas fórmulas, como por ejemplo que técnicos de las islas se desplacen a Extremadura para conocer sobre el terreno las instalaciones de la Consejería de Igualdad y Empleo, de tal modo que incluso sea Canarias quien corra con los gastos de la tutela de estos menores de edad.

Actualmente hay seis centros de acogida de menores --de los ocho con los que cuenta la región-- que tienen bajo su custodia a chicos africanos procedentes de Canarias, que son los de Trujillo, Plasencia, Caminomorisco, Olivenza, Mérida y Villanueva de la Serena. Asimismo, también están alojados en cinco pisos tutelados financiados por la administración regional.

Una vez que llegan a suelo español son considerados como menores a todos los efectos, y en el caso de que no estén acompañados, corresponde a las comunidades autónomas su tutela y protección, así como su educación y formación. "Son tratados como unos menores más, con independencia de su origen o la forma en la que han llegado al país", señala Sánchez Villa.

Una vez que alcanzan la mayoría de edad, y si cumplen con el grado de madurez y de conocimientos de la lengua necesarios --pueden estar bajo la tutela de la Junta hasta los 21 años--, los chicos abandonan la tutela de la Junta para comenzar una vida independiente, puesto que se encuentran en el país en una situación legal y "con todos los papeles en regla" por el hecho de haber llegado cuando aún eran menores. Para ello, participan en un programa sociolaboral durante el periodo y posteriormente se forma a través de talleres de formación profesional, generalmente de labores relacionadas con la albañilería, la pintura, el mantenimiento, la electricidad o la jardinería, pero sobre todo "prefieren la carpintería metálica, porque les han dicho que es lo que más salidas tiene".

LA FAMILIA A SUS ESPALDAS Una vez que abandonan la tutela de la Junta, en su mayoría no desconectan por completo con el centro en el que estuvieron tutelados, e incluso realizan visitas periódicas a sus "hermanos", que es como definen a los compañeros que pasaron por su misma situación. La directora general de Infancia y Familia resaltó el carácter luchador de estos jóvenes. "Estos chicos nos han enseñado mucho más de lo que esperábamos, sobre todo el sentido de tener un objetivo en la vida, porque ellos tienen sobre sus espaldas a la familia que dejan en sus países", indicó.