El campo extremeño ha recibido el montante de 7.300 millones de euros (más de 1,2 billones de pesetas) --una vez y media el presupuesto de Extremadura para el 2006-- en los últimos 20 años en concepto de ayudas de la Política Agraria Común (PAC), una regulación específica para el sector primario concebida en la década de los 50 del pasado siglo pero que acaba de cumplir dos décadas de vigencia en España, pues el país no se incorporó a la Unión Europea hasta 1986.

Según las cifras facilitadas por la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente, los agricultores y ganaderos extremeños han recibido una media de 360 millones de euros anuales (60.000 millones de pesetas) en primas. El 70% de estos fondos se destinan a cuatro sectores: cereales, tabaco, vacuno y ovino.

Este flujo de capital en las dos últimas décadas ha permitido incrementar la renta de los productores agrarios, modernizar las explotaciones y desarrollar un tejido industrial y de comercialización en torno a los productos del campo extremeño. Uno de los efectos que ha tenido también la llegada de estas ayudas ha sido el de permitir que se haya producido un gran ajuste en el sector sin grandes traumas. "Ha bajado casi 20 puntos el porcentaje de población activa en la agricultura", explica un experto para visualizar esa reestructuración.

DEL 30% AL 13% En los últimos 20 años la población ocupada en la agricultura ha pasado de estar en torno al 30% al 13,5% de ahora y aun así Extremadura sigue siendo la comunidad en la que más peso tiene el campo en su mercado laboral, según los últimos datos del INE. Hoy trabajan en la agricultura unas 50.000 personas. "Pero se ha hecho una reconversión fuerte en Extremadura sin que haya habido demasiados traumas y eso ha sido posible porque los recursos que han llegado cada año de la Unión Europea han sido muy importantes", explica este experto. Hay que tener en cuenta que la tendencia de la sociedades desarrolladas es a disminuir cada vez más el peso de la agricultura en su economía y mercado laboral. En el conjunto de España el campo representa el 5% de la población ocupada.

SUCESIVAS REFORMAS La PAC ha tenido sucesivas reformas en los últimos años pero ha sido la de 1992, que estableció las ayudas directas a la renta de los agricultores, la que más determinante para la configuración de la fisonomía actual del campo extremeño. El establecimiento de ayudas proporcionales a la cosecha o a las cabezas de ganado ha provocado que en buena medida la orientación de las explotaciones estuviera guiada en función de las ayudas. Esto ha provocado en muchos casos la generación de excedentes y una bajada consiguientes de los precios en los mercados.

Esta bajada de precios (véase gráfico) es patente en algunos productos como el maíz, el arroz o el tomate, que valen hoy menos en origen que hace 20 años. En el caso del maíz, por ejemplo, la caída de precios ha sido superior al 30%, mientras que el gasoil se ha multiplicado por cinco en dos décadas.

La reforma de la PAC que entra en vigor este año pretende no incentivar producciones excedentarias y sí que éstas estén ligadas a la demanda del mercado. Para ello se ha sustituido el sistema de ayudas de 1992 por un pago único por explotación, desvinculado en parte de la producción. "La nueva política agraria va en esa dirección y va a traer como consecuencia nuevos ajustes dentro del sector agrario. En Extremadura, hay sectores que tienen un porvenir claro pero hay otros que van a ser poco relevantes, como es el caso de los cereales y oleaginosas", explica un experto.

MEDIO RURAL "Si no hubiésemos ingresado en Europa, no habría agricultura porque sin las ayudas no seríamos competitivos", explica Antonio Cabezas, director general de Política Agraria Comunitaria de la Consejería de Agricultura. "Pero, además, la PAC ha ayudado a mantener la población en el medio rural, crear importantes industrias, modernizar las explotaciones, asegurar y estabilizar la renta de los agricultores, incrementar la seguridad alimentaria, favorecer a la sociedad manteniendo bajos los precios de los agricultores merced al apoyo de las ayudas a los agricultores", añade Cabezas.

Añade que "en el área ganadera, se ha logado incrementar el censo de bovino, ovino y porcino" y se han erradicado enfermedades. Cabezas destaca sobre todo el crecimiento del sector del porcino hasta convertirse en la industria agraria más importante. "Como efectos negativos, se podría citar la menor libertad de los agricultores a la hora de producir por el condicionamiento de los sistemas de ayudas".