Mientras el Gobierno encuentra una solución para almacenar de forma conjunta los residuos radiactivos de alta actividad, cada una de las siete plantas nucleares --incluida la de José Cabrera, ya clausurada-- gestiona su propio combustible gastado. Solo la central extremeña de Almaraz cuenta con más de mil toneladas de este tipo de residuos, casi una tercera parte del total existente en España.

Los ocho reactores que conforman el parque nuclear español acumulan más de 3.569 tonenadas, bien en piscinas de refrigeración, bien en contenedores sellados al aire libre. A fecha de 31 de diciembre del 2008, las dos unidades de Almaraz tenían almacenadas 1.018 toneladas de combustible gastado. Es todo el combustible utilizado desde que entraron en funcionamiento sus reactores --en 1981 y 1983--. En este tiempo no ha habido ningún traslado a otras instalaciones ni se ha recibido material de otras plantas. Pero además, esa cifra se ha incrementado ligeramente durante este último año, dado que cada reactor ha realizado una parada para recarga. En Ascó (Tarragona), que también dispone de dos unidades, hay 880 toneladas, en Cofrentes (Valencia) 551, en Trillo (Guadalajara) más de 400, en Vandellós II (Tarragona) tienen 381 y en Santa María de Garoña (Burgos) 331. A estas hay que añadir las cerca de 100 toneladas existentes en José Cabrera (Guadalajara) y las 1.600 toneladas que generó Vandellós I hasta que fue cerrada en 1989 --todos esos residuos se enviaron a Francia para su reprocesamiento y ahora cerca de 400 deben volver a España--.

Es decir, cada central nuclear se ha convertido en un almacén temporal individualizado. Ahora lo que pretende el Gobierno es que solo exista uno para todas ellas, una solución que cree más barata, sencilla y segura. Pero además, es una opción que permitiría afrontar con menores trabas el cierre y desmantelamiento de las plantas que cumplen su vida útil --estimada en 40 años--.

Pero hay otra urgencia. Los sistemas de almacenamiento de cada planta son limitados. En Trillo incluso se ha construido un pequeño almacén temporal en superficie y en seco ante la saturación de sus piscinas. Esto le ocurrirá pronto también a uno de los reactores de Ascó, que puede quedarse sin espacio para los residuos de alta actividad en el 2013. La otra unidad de esta central catalana tiene espacio hasta el 2015, mientras que Garoña podría aguantar hasta el 2019, Vandellós hasta el 2020, Cofrentes y Almaraz I en el 2021, y la que tiene mayores posibilidades de almacenamiento es Almaraz II --hasta el 2022--.

AL 70% DE SU CAPACIDAD Pero lo cierto es que la situación comienza a ser acuciante. Según fuentes de la central extremeña, las dos piscinas donde almacena los residuos de alta actividad se encuentran ya en torno al 70% de su capacidad máxima. Además, hay que tener en cuenta que siempre hay que dejar un espacio reservado para el combustible gastado que se vaya a sustituir en la próxima recarga.

Almaraz está a la espera de que el Gobierno apruebe la renovación de su licencia de explotación --el permiso actual finaliza en junio de este año--. Esto le permitiría seguir operando hasta el 2020, aunque la dirección de la planta confía en superar esa fecha. Si, llegado el momento, sus piscinas se saturan, la única solución sería construir otra piscina o --más sencillo-- optar por un almacén en seco como Trillo.