El mundo entra en su tercer año de crisis económica global sin alcanzar a ver todavía la luz al final del túnel. Y la recesión envenena cada vez más la lógica de unas relaciones internacionales que desde el final de la guerra fría venían avanzando de la mano de una mayor cooperación e integración económica. Si ya hemos asistido hasta ahora a las primeras disensiones, el año 2011 consagrará el regreso "de la división, frustración y rivalidad" a la agenda internacional, según anuncia en sus predicciones el semanario The Economist . La crisis económica, semilla del malestar político.

En Europa, los planes de rescate de Grecia e Irlanda han hecho aflorar las tensiones existentes entre los Veintisiete, y nada indica que la tormenta vaya a amainar en breve, mientras otros países de la zona euro sigan haciendo equilibrios sobre la cuerda floja. La locomotora alemana vuelve a andar, pero su cancillera, Angela Merkel, que ha acabado el año con los peores datos de popularidad --solamente el 34% de los alemanes aprueban su gestión-- ha empezado a manifestar cansancio a tirar del carro de toda la Unión Europea casi en solitario.

La tensión social

La división entre un centro sólido y una periferia débil amenaza con agravarse en una Europa que afronta uno de los años más decisivos de su historia reciente. La mayoría de países van a ver cómo se materializan reformas radicales y muy dolorosas, y es previsible que la agitación social que en el 2010 se ha manifestado en forma de huelgas generales y manifestaciones, a menudo violentas, vaya a más.

Los meses próximos serán determinantes para saber si de estas protestas sociales nace un movimiento organizado europeo contra las medidas de austeridad económica o si, por el contrario, sobreviven de forma aislada. Su fuerza se medirá también en la medida en que las protestas sociales consigan tumbar o modificar de alguna forma algunas de las propuestas gubernamentales, lo que hasta ahora no ha ocurrido todavía.

Los impopulares recortes y las protestas van a poner a prueba la fortaleza de los distintos gobiernos. La temperatura política aumentará unos cuantos grados sobre todo en Francia, con un Nicolas Sarkozy que prepara ya una difícil campaña para optar a la reelección en el 2012 y que pretende aprovechar la presidencia del G-20 como plataforma para su proyección personal.

Buscando un voto que teme que se le escape a favor de la emergente Marine Le Pen, es fácil adivinar un endurecimiento del discurso del jefe del Elíseo en temas como la seguridad y la inmigración, que tantos réditos electorales da en tiempos de incertidumbre.

La visita que este mes de enero realizará el presidente chino, Hu Jintao, a la Casa Blanca marcará el tono de las relaciones entre los dos grandes poderes económicos del mundo, tensas y complicadas. Algunos analistas hablan de una nueva era de "desconfianza estratégica" entre Washington y Pekín.

Irán y Corea del Norte

La rivalidad en el terreno económico por la baja cotización del yuan se va a trasladar al terreno político, dificultando el entendimiento en dos de los grandes desafíos que tiene planteados la comunidad internacional: los programas nucleares de Irán y Corea del Norte. Prefiriendo proteger sus intereses económicos y energéticos, no parece que el Gobierno de Pekín vaya a facilitar la imposición de nuevas sanciones a Teherán ni enfrentarse abiertamente a su aliado, Pyongyang.

Son varios los expertos que señalan el 2011 como el año en que Irán puede disponer ya de la bomba nuclear; muy pocos, sin embargo, los que aventuran que un ataque de consecuencias inimaginables lo vaya a evitar.

Y en otro punto caliente del planeta, en Afganistán, se cumplirán 10 años de guerra en otoño. Pero para entonces, una parte todavía no cuantificada de los 140.000 soldados extranjeros allí desplegados deberá haber abandonado el país, marcando el principio de una retirada de fuerzas extranjeras lenta y progresiva que debería completarse totalmente en el 2014.

Total debe ser en cambio otra retirada. A finales del año, deberán haber salido de Irak los 50.000 soldados estadounidenses que allí permanecen. Las dos guerras heredadas de George Bush llegarán su momento crucial en el décimo aniversario del 11-S. Será el momento de recordar que hace ya una década que esos ataques terroristas dibujaron un nuevo mundo que ahora tiembla de nuevo.