La falta de información, la incertidumbre, las deudas y los embargos que sufren los cooperativistas de Caval está acrecentando una tensión que afloró tras la asamblea general celebrada ayer. Las diferentes situaciones por las que atraviesan los socios está provocando que cada uno de ellos defienda la postura sobre el futuro de la cooperativa que mejor responde a sus intereses particulares.

Solo cada uno de ellos conoce su situación real. El dinero que les debe la sociedad por la fruta entregada y aún no cobrada de las dos últimas campañas, los embargos que algunos de ellos están sufriendo por no pagar sus deudas, y las cantidades a las que estas ascienden, son algunas de las circunstancias que motivaron pequeños enfrentamientos verbales a la salida de la asamblea general. Dependiendo de esas circunstancias particulares los afectados apuestan por una u otra solución al conflicto.

En líneas generales, según se podía escuchar en los corrillos formados tras la reunión, aquellos que no están pendientes de cobrar la fruta entregada en 2008 y 2009, o se les debe cantidades pequeñas, son más partidarios de echar el cierre a la cooperativa y entregar sus cosechas en otra parte.

Sin embargo, quienes aún no han cobrado por el trabajo de los dos últimos años ven en la aprobación del plan de viabilidad su única oportunidad para ingresar el dinero que se les debe. Otros muchos apuestan también por la continuidad, pero no a cualquier precio.

"En el momento en el que se apruebe el plan, pasaré de que la cooperativa me deba a mí, a deberle yo a la cooperativa", señalaba Antonio Rodríguez, uno de los socios más críticos con la actual directiva. Este hecho, junto a la edad de los agricultores --la media es de 56 años--, son los grandes obstáculos que impiden que se cierre una operación que pondría en riesgo el patrimonio personal de los agricultores durante los próximos 25 años.

Domingo Plaza es un agricultor que tiene pendientes de cobro los pagarés de la campaña de este año. Afortunadamente aún no le han embargado las cuentas, como ya están padeciendo otros compañeros. En su caso, es partidario de negociar con los bancos para seguir con la cooperativa, "porque si no, no sabemos a dónde vamos a ir". Nada más salir de la reunión se mostraba satisfecho con el resultado. "Hemos votado salir todos unidos de aquí, a ver si esto sale para adelante". Instantes después otro socio, Lorenzo Ramos, se quejaba ante la prensa de lo ocurrido en el interior del salón de juntas de la cooperativa, algo que fue recriminado por un grupo de socios. A partir de ese momento se inició una serie de reproches entre unos y otros afectados que continuó fuera de la nave, aunque no adquirió mayores consecuencias, pero si dejó entrever que llegar al consenso que reclaman las entidades financieras aún está lejos.

Ramos no comparte que se haya preguntado a los socios si consideran que el plan de viabilidad presentado recoge la situación real que atraviesa la cooperativa sin que antes se realice una auditoría para saber "lo que hay y lo que no hay". "El problema es que aquí nadie sabe la situación real", incluido el consejo rector.

Coincide en esta opinión con María Lozano, que reclama la llegada de una directiva nueva. "Se está hablando de una trampa muy grande y no sé hasta qué punto nosotros podemos solventar esta historia". En su caso, prefiere esperar a conocer en detalle los términos económicos del plan para pronunciarse sobre si apoyarlo o rechazarlo.