Un incremento del 10% es el que habría que hacer en todo caso, el que sería en estos momentos asumible por el sistema. Así lo estima Remigio Cordero, presidente de la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública, quien considera que de lo contrario, "de ser el incremento mayor, podría producirse una saturación". En su opinión, "los cambios deben ser pequeños, no deben hacerse cambios demasiado bruscos ni demasiado importantes, pues se corre el riesgo de que dentro de unos años haya un excedente de médicos en el sistema sanitario".

Para Cordero el problema no está en la falta de médicos, sino en su distribución y en el déficit en determinadas especialidades, "por lo que no se requiere un aumento importante en el número de médicos, sino una mejor distribución y más plazas en las especialidades donde hay un demostrado déficit".