El estado de Ohio dio ayer la victoria electoral al presidente de EEUU, George W. Bush, siguiendo los pasos de Florida, que hace cuatro años abrió la Casa Blanca al mandatario republicano. Sin embargo, esta vez el suspense no se mantuvo 36 días, sino sólo unas pocas horas, ya que el margen de ventaja de Bush sobre su adversario demócrata, el senador John Kerry, impidió que se produjera la agria batalla legal a cuenta de miles de votos provisionales, para la que se preparaban los dos bandos.

"Nosotros pelearemos por cada voto", prometió John Edwards a la multitud que, reunida en la plaza Copley de Boston, esperaba la victoria de Kerry. Eran las 2.30 horas de la madrugada del miércoles y el candidato demócrata a la vicepresidencia aguardaba ansiosamente la suerte de Ohio. A esa misma hora, aún había mesas electorales abiertas en condados del centro de ese estado.

El retraso en el cierre de los colegios que causó la enorme afluencia --el 73% del electorado equivalente a 5,8 millones de votantes-- dificultó hacer proyecciones sobre el vencedor. Aunque a las dos de la madrugada Bush tenía ya un 51% de los sufragios, con una ventaja superior a 100.000 votos sobre Kerry, esto no fue suficiente para declarar el triunfo del presidente. Faltaban por contar miles de votos provisionales, cifrados inicialmente en 250.000 por el secretario de Estado de Ohio, Kenneth Blackwell, que los redujo después a 175.000. La esperanza demócrata se esfumó al finalizar el cómputo. La ventaja de Bush superó los 136.000 votos, con lo que Kerry hubiera tenido que embolsarse más del 75% de los sufragios provisionales para ganar, algo estadísticamente imposible.

TRIUNFO EN FLORIDA La victoria en Ohio se sumó a otro triunfo crucial. Florida volvió a ser decisiva para la presidencia de Bush. A pesar de que los votantes demócratas se movilizaron en niveles sin precedentes, Bush se hizo con el más importante de los estados bisagra (27 votos electorales) gracias al apoyo cerrado de la minoría cubana exiliada y anticastrista, así como del tirón de la popularidad de Jeb Bush.