El mundo vive desde hace un mes con un ojo puesto en el Magreb y en Oriente Medio. Las revoluciones sociopolíticas que han desbancado a los gobiernos dictatoriales de Túnez y Egipto, el estado de guerra civil en el que se encuentra la Libia del sátrapa Gadafi, y las protestas en defensa de las libertades y los derechos fundamentales que se repiten y se reprimen en otros países del norte de Africa y el extremo suroccidental de Asia mantienen expectante al planeta. Obviamente, de este interés participa Extremadura, pero la atención prestada aquí es mayor si cabe para un grupo de unos 30 empresarios de la región que mantienen intereses comerciales en estos países.

Junto a la vertiente humana y política, estas revoluciones tienen notables implicaciones económicas a nivel mundial. Extremadura, por ejemplo, mantiene relaciones comerciales en el Magreb y Oriente Medio por valor de unos 80 millones de euros anuales. En el 2010, en concreto, fueron casi 75 millones de euros en exportaciones. Y en el sentido opuesto llegaron a la región productos de estos países valorados en 19 millones, según la Secretaría de Estado de Comercio Exterior, del Ministerio de Industria.

Ahora mismo los empresarios extremeños observan los acontecimientos con dos perspectivas. Por un lado está la preocupación por cómo pueden afectar a sus negocios la tensión social y la inestabilidad política de estos mercados. Hasta el momento, según las empresas consultadas, hay algunas dificultades por el frenazo burocrático en los estados donde han triunfado las revoluciones (Túnez y Egipto) y por el endurecimiento de las condiciones aduaneras impuestas en otros países.

GRAN MERCADO SIDERURGICO A priori, una de las compañías extremeñas que más afectada debería estar por esta situación en el norte de Africa es el Grupo Alfonso Gallardo. Según los datos de la Secretaría de Estado de Comercio Exterior, en el último año salieron desde la región 111.300 toneladas de productos siderúrgicos hacia países de esta zona y de Oriente Medio. Fueron derivados del hierro y el acero por valor de 47,9 millones de euros, con destino principalmente a Marruecos, Túnez, Argelia, Egipto, Líbano y Siria. Desde el Grupo Gallardo reconocen exportar hacia estos mercados, sobre todo corrugados --barras de acero para la construcción-- y vigas, aunque matizan que "no nos hemos visto afectados por la situación que se está viviendo" en algunos de estos países.

Más problemas han encontrado en Segeda, empresa de Zafra dedicada a la fabricación de maquinaria de perforación, corte y transporte de rocas. "Mantenemos abierta la comunicación con nuestros clientes de Egipto, pero las operaciones están paralizadas. Y en Marruecos, nuestro representante nos iba a visitar y lo ha retrasado por las últimas protestas en el país", explica Javier Barrena, delegado de márketing de la compañía. Como ejemplo, cuenta que cuando estalló la revuelta popular egipcia que desvancó del poder a Hosni Mubarak, hace un mes, técnicos de Segeda iban a viajar al país para instalar maquinaria, "pero tuvimos que aplazarlo". Según Barrena, la inseguridad y la incertidumbre mantienen en stand by las ventas en estos importantes mercados. El 17% de la facturación de la empresa procede de las exportaciones y más de la mitad de las realizadas en el último año fueron a Egipto.

En total, Extremadura vendió maquinaria y aparatos mecánicos por valor de 2,6 millones de euros en esta zona en 2010, más 1,9 millones en vehículos de construcción. También facturó 3 millones en manufacturas de caucho, un sector donde la región tiene protagonismo de la mano de Catelsa, la fábrica que la multinacional Hutchinson tiene en Cáceres. Marruecos y Túnez son su destino principa. "Según nuestros clientes, la actividad industrial no se han visto afectada y tampoco el trafico de mercancías con esos países, si bien los controles en frontera se han intensificado", reconoce Marcelo Muriel, vicepresidente de la empresa.

También en Marruecos y Túnez opera la firma extremeña Cristian Lay, que comercializa bisutería, moda, complementos, cosmética y relojes. Ellos sí han encontrado problemas. "En Túnez tuvimos la mercancía retenida en las aduanas unos días y dejamos de enviar pedidos, pero ya se funcionan con normalidad", explican. Lo que sí ha quedado paralizada es la posible entrada en el mercado argelino: "toda acción allí está aplazada hasta que se estabilice el país".

FRUTAS Y CONSERVAS Marruecos, Argelia, Túnez, Libia, Egipto, Líbano, Siria, Irak, Irán, Gaza-Cisjordania , Jordania, Arabia Saudí, Kuwait, Bahrein, Qatar, Emiratos Arabes y Omán. La fruta --melocotones y ciruelas-- y las conservas --tomate y aceituna-- extremeñas son el segundo grupo de productos más demandados por estos países. Sus exportaciones allí sumaron 8,4 millones en el último año. "Ahora mismo no hay actividad. Esperamos que al comienzo de la campaña todo se haya tranquilizado", comenta Juan Francisco Blanco, director gerente de Acopaex, cooperativa que exportará fruta extremeña bajo el nuevo sello Vitaolé y que en la última campaña vendió 2.000 toneladas en Marruecos, Argelia y Emiratos Arabes. Según Blanco, sus clientes les aseguran que "será una campaña normal, pero es posible que se pueda resentir el comercio con Argelia".

El resto de exportaciones extremeñas tienen importes menores y van desde el aluminio a envases y embalajes de papel y plástico, vino, aceite, muebles y panadería.

Por países, Marruecos y Argelia son los principales clientes --con operaciones por 23 millones de euros cada uno en el 2010--, seguido de Túnez --10 millones-- y Egipto --5,4--. Libia, donde actualmente se vive la situación más complicada, realizó compras por 200.000 euros en el último año --básicamente piezas de automoción y preparados de hortaliza--.

La otra óptica con la que el empresariado mira al Magreb y Oriente Medio es la del optimismo, la de las oportunidades que se pueden generar. "Son mercados potentes y en expansión", reconocen en Cristian Lay. "A priori, un sistema democrático es más aperturista", coincide Juan Francisco Blanco, de Acopaex. "Exportamos aceitunas a Arabia Saudí y Qatar sin problemas. Esto nos puede beneficiar, porque algunos países del norte de Africa son grandes productores y si sus exportaciones se frenan, quizás tengamos algún cliente más", apunta Casto Prieto, director gerente de la sociedad de cooperativas Acenorca, del norte de Cáceres.